El verano del amor, en 1967, se tornó en el de la desventura para los palestinos. El año en que los Beatles graban su magistral disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band estalla la guerra de los 6 días que culmina con la ocupación israelí de Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén este, hecho histórico del que este año se cumple el 50º aniversario. Medio siglo más tarde, y tras diez años de duro embargo económico, los palestinos viven un duro aislamiento, con graves carencias de agua, alimento, suministros y vivienda. La supervivencia de sus comunidades está en juego.

Con ocasión de esta infausta efeméride, la oenegé Acción contra el Hambre y Cooperación Española encargaron al dibujante José Pablo García que recorriera el territorio ocupado para reflejar la realidad de este pueblo.

La oenegé lleva 15 años trabajando por mejorar la red de agua y dotar de suministros a estos núcleos, ayudando a cerca de 700.000 personas. A lo largo de 10 días, el dibujante y guionista recorrió el itinerario Jerusalén-Hebrón-Ramala-Nablús-Gaza.

Algunas cifras de la última ofensiva israelí: 153.000 casas fueron derribadas por el ejército, pues se levantan sobre suelo que el pueblo hebreo reclama para si. En un año se generaron 500.000 desplazados, 11.230 heridos y más 2.300 muertos, el 97% palestinos. 252 escuelas y 78 hospitales fueron derribados. Y eso solo en 2 años. El conflicto dura 50.

José Pablo García nació en Málaga en 1982 y es ilustrador, diseñador gráfico e historietista. Ha trabajado como infografista en el diario El Mundo y su primer cómic, Órbita 76 (Dibbuks, 2013) contó con guión de Gabriel Noguera. Tras la historieta biográfica Las aventuras de Joselito (Mundo de Cordelia, 2015), abordó La guerra civil española (Debate, 2016), una adaptación del clásico de la historiografía del hispanista Paul Preston.

Vidas ocupadas es un viaje a un archipiélago de tres islas sobre tierra, cada una de ellas con diferentes regímenes administrativos. «Esta experiencia me ha permitido salir de mi zona de confort y contribuir a mostrar la trastienda de un conflicto que, por antiguo, ha caído en el baúl de la indiferencia», subraya el autor. El malagueño, que respiró durante 10 días el mismo polvo de escombro de esos miles de personas sin casa, se rebela contra el estado de opinión creado sobre Palestina: «Lo poco que se dedica en los informativos al problema palestino está relacionado con acciones violentas, y esto repercute en la idea distorsionada que tenemos. La mayoría de ellos solo quieren vivir tranquilos, que les dejen en paz, y tienen las mismas inquietudes que cualquiera de nosotros. Por eso me gustaría acercar ese aspecto humano que parece dejarse de lado»,

La labor del creador de cómic documental o periodístico es ardua y compleja. No solo es necesario recrear con fidelidad la realidad y evitar el exceso de dramatismo, sino que requiere una gran capacidad de síntesis. El dibujante de cómic tiene que ponerse el disfraz de periodista y trabajar el doble.

Este género goza en la actualidad de cierto predicamento gracias a la obra del maltés Joe Sacco (Palestina: en la franja de Gaza, Gorazde: zona protegida, El mediador, Historias de Bosnia). Cabe destacar asimismo la obra El fotógrafo (Lefèvre, Guibert & Lemercier, Sins Entido, 2011), un viaje entre Pakistán y Afganistán; o Los vagabundos de la chatarra, de Jorge Carrión y Sagar Fornies (Norma editorial 2015), un tebeo sobre los buhoneros ambulantes del metal en Barcelona.

García toma partido, pero con finura. No dibuja israelís malvados, pero pone sobre el tapete las cartas de la infamia, como el proyecto de Museo de la Tolerancia, que se levanta sobre un cementerio musulmán. En los terrenos ocupados no se puede construir. Por eso, los colonos destruyen sistemáticamente un horno casi prehistórico erigido con piedras, el único medio que tienen 40 palestinos para poder comer pan. A los colonos les molesta el humo.

Paneles solares, cisternas y escuelas construidas con dinero de los gobiernos europeos, con nuestro dinero, son los próximos candidatos a la destrucción.

Vidas ocupadas es la crónica en viñetas de un pueblo desahuciado que no tiene una PAH que lo defienda. José Pablo García, Acción contra el hambre y Cooperación Española han puesto su grano de arena.