En Cachorro , Miguel Albadalejo recupera, para quien esto firma, el terreno perdido en El cielo abierto y Rencor , sus dos anteriores filmes.

Más homogéneo, tiene la virtud de dibujar sin altibajos la siempre difícil relación entre un hombre maduro y un niño, tío y sobrino, a la vez que filma con envidiable honestidad dramática y visual las relaciones físicas entre un grupo de homosexuales de los denominados osos , aquellos que no esconden, más bien todo lo contrario, la barriga protuberante o el vistoso vello en todo el cuerpo.

CIRCUNSTANCIAS La película funciona en difícil equilibrio entre lo explícito (el sexo) y lo íntimo (el afecto), entre lo que el protagonista, un dentista gay , no desea (establecer una relación de pareja ni vivir con nadie) y lo que las circunstancias le hacen aceptar (la convivencia con el pequeño, hijo de una hermana hippy perdida para casi siempre en la India).

Albadalejo pasa sin que se note del desparpajo a la emotividad, de la comedia alocada (no en el sentido gay del término) al drama contenido.

Es una película cuya complejidad no resulta siempre evidente, construida sobre situaciones más o menos esperadas (el sobrino lee un cómic de Anarcoma y el tío se lo cambia por uno de Astérix y Obélix) y momentos de extraña fragilidad como la visita al parque de atracciones, filmada como si se tratara de un filme doméstico, con los recuerdos teñidos del color del pasado.