Un gran aplauso despidió ayer a la cantante Rocío Dúrcal tras el breve responso celebrado, a media mañana, en el Tanatorio de la Paz de Alcobendas. La ceremonia, a la que asistieron sus familiares más cercanos, representantes del mundo de la canción y admiradores, se desarrolló en un clima de gran emoción. Sus restos fueron incinerados.

Durante el acto, un portavoz de la familia recordó la figura de la actriz y cantante. "Fue una magnífica madre y esposa que entregó los mejores años de su vida al arte y a su familia", dijo.

Los primeros familiares en llegar a la capilla fueron sus dos hijos pequeños, Sheila y Antonio, que acompañaron hasta el féretro a su padre y marido de la intérprete, Junior, visiblemente afectado y apoyado en Carmen, la mayor de los hermanos.

El portavoz agradeció las muestras de apoyo recibidas tanto de los Reyes de España como del Gobierno, instituciones, amigos y admiradores: "Hemos perdido a nuestra Marieta, esperamos que la llevéis dentro de vuestro corazón y no la olvidéis".

Freda Llorente, su cuñada, dijo que las cenizas se repartirían, a partes iguales, entre España, Miami y México, lugares en los que fue "querida y admirada".