El pasado verano, durante sus vacaciones, Diego González (Villanueva de la Serena, 1970) escribió Mil formas de hacer la colada . En septiembre acababa el plazo del premio de poesía Ciudad de Ronda y allí lo lanzó a probar suerte. Ayer un jurado votó por él como el mejor de los 186 poemarios presentados. El próximo año lo publicará la Diputación de Málaga.

Este es un año afortunado para el escritor extremeño, que también ganó el premio de poesía Vicente García de la Huerta con Línea 2 y trabaja como redactor en la sección de región de EL PERIODICO EXTREMADURA, para el que ha logrado también varios premios.

Mil formas de hacer la colada es un poemario sobre el paso del tiempo y las relaciones amorosas, según declaró el presidente del jurado Juan Manuel González, quien añadió que el libro está escrito con ingenio, evidente en una primera lectura, pero debajo subyace una "intención metafórica para hablar de cosas más serias".

Poesía inteligible, emotiva y reflexiva, señala Juan Manuel González, representa, "con su ironía, una apuesta estética de la propia libertad del autor", en un momento de eclecticismo en la poesía española actual, en la que conviven diversos movimientos.

VERSO Y PROSA El autor explicó que su libro está dividido en cuatro partes: un prólogo y un cierre en prosa y las dos partes centrales en verso, que describen la dicha del amor y sus dificultades.

El nombre del poemario lleva implícito un homenaje a las antiguas lavanderas y es a través de la tarea cotidiana de la colada cómo se contraponen, por una parte, el transcurso del tiempo, y por otra la relación de la pareja que protagoniza el libro.

"Escribo lo que me gustaría leer", afirma González, que se embolsará 2.500 euros del premio. Por ello, habla de su escritura poética como transparente, clara. "Quiero que se entienda lo que escribo".

Lecturas de poesía andaluza y sobre todo argentina, "que está veinte años adelantada respecto a lo que se escribe aquí", son actualmente las más frecuentes del escritor, que destaca a autores del país austral como Manuel Peyrou y Ana Wajszcuk, ganadora del premio de poesía Ciudad de Badajoz en el 2003.