Sin que sirva de precedente, el mundo cultural y el internauta se pusieron ayer de acuerdo. El motivo: elogiar al presidente de la Academia de Cine, el carismático Alex de la Iglesia, que ayer pegó un puñetazo en la mesa y anunció su dimisión horas después de que el Gobierno llegara a un acuerdo de última hora con el PP y CiU para resucitar la ley antidescargas. El lunes por la noche, después de que la ministra hiciera pública la nueva normativa, el cineasta bilbaíno jugueteó en Twitter con la idea de dimitir.Ayer lo hizo oficial.

De la Iglesia dio el portazo en un artículo de opinión a EL PAIS, que el diario publicó en su edición digital. ¿Los motivos? No están claros. "Coherencia", dijo él. Lo que sí está claro es que la dimisión se presentará oficialmente después de la gala de los Goya, el 13 de febrero.

El todavía presidente de la Academia de Cine llevaba unas semanas siendo el protagonista absoluto del culebrón de la ley Sinde. Pero, al final, solo consiguió un papel como actor secundario. El, creador, llegó a reunirse con el bando supuestamente contrario: el de los internautas. Incluso se hizo amigo de alguno. "Descubrí que había muchos puntos en común, que nadie estaba a favor del todo gratis en la red", aseguró ayer De la Iglesia. El cineasta movió cielo y tierra para conseguir una ley antidescargas que protegiera la propiedad intelectual y que, al mismo tiempo, no levantara ampollas en la red. Consiguió un texto (redactado por el abogado David Maeztu) y se lo envió a la ministra y a la cúpula del PP. Sin embargo, el esfuerzo cayó en saco roto. González-Sinde cocinó la ley antidescargas en el ámbito exclusivamente político: PP y CiU.