Woody Allen ha visto a su querido Nueva York reponerse de la tragedia del 11-S. "Todo está exactamente igual que antes de los ataques -explica-. La gente va a los teatros, a los restaurantes, al béisbol... La ciudad está llena de energía, no es un campamento armado", dice el cineasta norteamericano.

"La gente no pasea con la mentalidad de que va a ser agredida, pero sí es un tema de conversación", añade Allen, quien no tiene pensado hacer una película sobre este tema. Por falta de ideas, dice, y porque "nunca" le han interesado "los temas políticos o los eventos mundiales".