Spike Lee siempre ha querido hacer una película sobre la segunda guerra mundial. El martes, en Roma, anunció que su sueño se hace realidad. Y, como casi siempre que el director negro se pone tras la cámara, el proyecto se augura como un importante documento relevante más allá de la ficción. Aunque la base de la nueva película es la novela Miracle at St. Anna , de James McBride, la historia está inspirada en la realidad: los soldados negros que combatían por la libertad en Europa mientras su país los mantenía segregados y acosados.

"Muy pocas películas de Hollywood lidian con soldados negros y si miras a la historia de su cine, la mayoría no ha tratado más que a estadounidenses blancos. Si piensas en Hollywood y la segunda guerra mundial piensas en John Wayne, el gran hombre blanco que salvó al mundo. Es un mito", afirmó Lee a Reuters en Italia, donde rodará a principios del 2008 una coproducción presupuestada en 45 millones de dólares con actores estadounidenses, italianos y alemanes.

Lee contribuirá a corregir concepciones erróneas, como la de que los soldados negros ocupaban solo puestos de segunda fila en la retaguardia como el de cocineros. Es cierto que durante años a los soldados negros se les prohibió combatir pero en la segunda gran guerra la 93 división de infantería, los Buffalo soldiers, sí estuvieron en primera línea. Cuatro de esos 15.000 soldados y un huérfano italiano de seis años centran la historia de la novela de McBride, inspirada en la lucha contra los nazis en Santa Anna de Stazzema, escenario de una matanza de 560 civiles.

El proyecto tiene aires de reivindicación, sobre todo para alguien como Lee, que lamenta que películas recientes, como las dos centradas en Iwo Jima de Clint Eastwood, sigan reflejando un Ejército unicolor, un olvido que "dolió a muchos veteranos negros que lucharon allí".