Dada la falta de glamur hollywoodiense en la jornada de hoy, buena parte de las atenciones en el Festival de Cannes las ha acaparado el documental Draquila, la Italia que tiembla, en el que la directora Sabina Guzzanti denuncia la intencionada negligencia del gobierno de Berlusconi tras el desastre de Aquila, donde en abril del 2009 un terremoto acabó con la vida de 300 personas.

A lo largo del documental, la directora recuerda qué favor le hizo a Berlusconi el desastre. "La magistratura le pisaba los talones, en los sondeos estaba en caída libre. Pero a las 03:32 del 6 de abril, un terremoto devasta una ciudad. Para Il Cavaliere". De hecho, Guzzanti llega más lejos en sus acusaciones.

Emulando a Michael Moore tanto en su populista tono narrativo como en su exhibicionismo –-no se corta a la hora de chupar cámara-- y su falta de rigor informativo --simplifica los hechos, no contrasta fuentes, practica el chantaje emocional-- llega a afirmar que el objetivo de Berlusconi es mantener al país en permanente estado de excepción con el fin de ejercer un control dictatorial. De hecho, hasta llega a responsabilizarlo del terremoto.

Como era de esperar, la presencia de la película en la muestra, fuera de competición, ha enfurecido al gobierno italiano. El ministro de Cultura Sandro Bondi comunicó hace unos días que no va a asistir al festival porque es "propaganda que ofende la verdad y a todo el pueblo italiano".