Dos montajes profesionales (El pisito y El otro lado ) comparten espacio este fin de semana en el Festival de Teatro de Badajoz con la experiencia que ha llevado a nueve mujeres gitanas analfabetas a interpretar La casa de Bernarda Alba . He aquí las claves de los tres espectáculos.

´La casa de Bernarda Alba´ . "Lorca era un poeta que creía en los héroes anónimos", dice Pepa Gamboa. Ella ha dirigido a nueve heroínas anónimas, nueve gitanas del asentamiento chabolista más antiguo de Europa, El Vacie, en el centro de Sevilla, y las ha embarcado en una experiencia insólita para ellas: cuando alguien les hablaba de teatro, preguntaban: "eso qué es", o cuando les mencionaban a Lorca pedían conocerlo. "Están en otra geografía, en otro mundo", resume Gamboa.

La compañía sevillana Atalaya organizó un taller social para ayudar a integrar a las gentes del barrio (donde vive más de un millar de personas) y Pepa Gamboa aceptó sumarse a la experiencia en la que habían participado 20 mujeres de etnia gitana, pero solo si ponía en escena La casa de Bernarda Alba . "Me dijeron que estaba loca", cuenta. Iba a trabajar con mujeres que no sabían leer ni escribir, marginadas, "que llevan el nomadismo consigo".

Solo conviviendo, "sin paternalismo y con responsabilidad", durante meses logró construir un montaje cuyos conflictos son también los del barrio donde viven sus intérpretes: "los encierros en sus chabolas, las relaciones entre mujeres, el poder de los hombres...".

Gamboa ha extraído de la tragedia de Lorca (nueve mujeres encerradas en casa tras la muerte del padre, en manos de una madre despótica) humor y sarcasmo. "Se pasa de la risa al llanto y del llanto a la risa fácilmente", dice. ¿Pero qué es lo que ve realmente el público? "Es como un documental en el teatro, un trozo de vida", define Pepa Gamboa. El texto ha sido adaptado, pero la trama de La casa de Bernarda Alba está intacta.

La vida ha transformado, pero