Domingo Cruz (34 años) es de Almendralejo y reside en Madrid desde hace unos años. Actor, director y productor de la compañía El Desván, ha trabajado en películas como Prime time o Planes para mañana y en series de televisión como El comisario , Hospital Central , Arrayán , 700 euros o De repente los Gómez . También ha trabajado a las ordenes de directores como Miguel Narros o para compañías como el Centro Andaluz de Teatro.

--¿Cual es su rincón favorito de Extremadura?

--Soy muy de mi Tierra de Barros. Han pasado años hasta que he sabido valorar la belleza de los campos de vides. Ahora me parecen preciosos.

--¿Qué plato de la gastronomía extremeña prefiere?

--Sin duda alguna las migas extremeñas. Es lo que más echo de menos en Madrid. Aunque si hay un plato que asocio a Extremadura es la sopa de tomate que me ponían en casa de pequeño, con uvas. Va unida a recuerdos entrañables.

--¿Qué no debería perderse alguien que visite Extremadura?

--El valle del Jerte, la fiesta del cerezo en flor. Es una experiencia increíble.

--¿Algún lugar de la región le ha marcado especialmente?

--El embalse García de Sola. Cuando niño me parecía interminable el viaje desde Almendralejo. Preparaban el coche como si fuéramos a estar en ruta varios días. Puerto Peña, Peloche, Herrera del Duque. Allí visitábamos a un señor peculiar al que llamaban el Tío Vito.

--¿Qué actividades disfruta en la naturaleza en su tiempo libre?

--Senderismo, montar a caballo y sin duda acabar un día de campo comiendo un buen cordero asado y un buen vino. En eso soy un clásico.

--¿A qué cita cultural invitaría a un amigo?

--Cualquiera de sus festivales de teatro o música, Mérida, Alcántara, Badajoz. Independientemente del valor propio de estos, es una buena excusa para conocer la región y su gastronomía.

--¿Cuales son, a su juicio, los principales atractivos de Extremadura?

--Creo que son sus gentes, tenemos una región maravillosa en cuanto a patrimonio, pero de lo que más presumo es del carácter extremeño, de la alegría y la sencillez. Me gusta hacer gala de cierto provincianismo (bien entendido).