Tenacidad en la apuesta por la calidad literaria, autocrítica empresarial y campañas imaginativas para inducir al ciudadano a la lectura. Estas son parte de las propuestas que ocho editores catalanes plantean para superar una aparente crisis en el sector que, según algunos, cierra el año con un descenso global en torno al 5%. La tendencia aceptada por la práctica totalidad de los consultados tiene excepciones individuales más optimistas, justificadas por la pericia o la suerte en la elección de una obra. Todos destacan la existencia de un cambio de hábitos del lector, que se decanta de manera abrumadora hacia libros comerciales, los best-sellers , los tsunamis literarios, en versión de un editor, que dejan rezagadas a obras de contenido más literario.

Del pesimismo generalizado se autoexcluye Jorge Herralde, de Anagrama, quien asegura ha sido el mejor año en la historia de la editorial, fundada en 1969, con un incremento de ventas del 13,77%. Al éxito económico añade el literario, con autores de la casa distinguidos con premios de relumbrón --Alberto Méndez, Los girasoles ciegos ; John Lanchester, El puerto de los aromas , Sergio Pitol--. Herralde juzga que el año, en general, ha sido difícil debido a un exceso de producción y a la "primacía de textos banales que buscan efectos inmediatos". No obstante, cree que la apuesta por la calidad, casi siempre "tiene recompensa".

LAS LIBRERIAS DE BARRIO Juan González, director general del grupo Santillana, tiene la percepción de que "han descendido las cifras en todos los canales de ventas". Las editoriales del grupo --Alfaguara, Aguilar y Taurus, entre otras-- no siguen la línea de los superventas de temas históricos al uso, desventaja que este año han compensado con el éxito de los nuevos diccionarios de la RAE, y con la aparición de Suma de Letras, colección destinada a una narrativa más comercial. González cree que editoriales y librerías han sido perjudicadas por las ofertas de libros de la prensa diaria y por la alta ocupación del tiempo libre que hacen DVD y televisión. "El libro está en proceso de cambio --añade-- y hay que espabilarse".

Antonio López, consejero delegado de Tusquets, se pregunta qué deja como legado un Año del Libro al borde de la clausura. "No se potencia la lectura y alguien debe preguntarse por qué cierran tantas librerías de barrio", añade el empresario que en el 22005 ha incrementado la facturación en un 25% gracias, sobretodo, al extremeño Javier Cercas, Henning Mankell y Haruki Murakami. "Esto es una lotería --apostilla--, unas veces aciertas y otras no".

EL PODER DE LAS PEQUEÑAS Si de una lotería se trata, a La Campana le ha tocado el gordo. La pequeña editorial --15 títulos publicados al año-- mantiene en las últimas semanas tres libros en las listas de superventas: Tor , de Carles Porta, y Pandora al Congo y La pell freda , de Sánchez Piñol. Isabel Martí lamenta que España sea "el país que más publica y el que menos lee", e insiste en la necesidad de que el sector haga autocrítica y analice qué se está haciendo mal: "Nos falta rigor; cuando las cosas van mal nos limitamos a llorar y eso es muy pueril".

Para Planeta y Proa el 2005 ha sido "excelente" según sus editores, Carles Revés e Isidor Cónsul. El primero añade que los cambios se traducen en ventas nunca registradas en el mercado español, mientras el segundo basa el éxito en mantener vivo un catálogo de calidad que ayuda a los éxitos del momento.