A dos meses de la aparición de Borges, una vida (Seix Barral), la biografía que los anglosajones consideran definitiva, su autor, el catedrático de Oxford Edwin Williamson, visitó España para impartir una conferencia en Pamplona. Vía telefónica, el hispanista defiende un trabajo que le ha tenido ocupado durante nueve años y que no ha convencido a los argentinos por excesivamente psicoanalítico.

¿Cómo abordar la biografía de un hombre que jugó toda la vida a ser más personaje que persona y se escudó una y otra vez tras un juego de máscaras "Yo creo que al final de su vida, le incomodaba esta idea que se tenía de él como hombre desconectado de la realidad", explica el hispanista que ha decidido adoptar el camino contrario a la ortodoxia: encontrar al verdadero Borges a través de sus relatos, ensayos y poemas.

POLITICA Y AMORES "Cualquier texto literario es un fenómeno complejo en el que entran muchos factores en juego. Se dice que los cuentos de Borges son muy lúdicos, pero yo creo que también tienen una dimensión autobiográfica". Para Williamson, no es una cuestión de azar, por ejemplo, que Borges escribiera Pierre Menard, autor de El Quijote --un relato en el que un oscuro autor del XIX escribe con exactitud tres capítulos del clásico cervantino sin que se trate de un plagio-- inmediatamente después de la muerte de su padre, que fue un escritor frustrado.

En ese juego de descubrimientos se inscribe la espinosa relación de Borges con la política. "Si saludó la llegada de Videla fue porque le libraba del peronismo. Más tarde se decepcionó", defiende. Y, sobre todo, su vertiente cotilla, en la que Williamson hace variadas interpretaciones sobre la subterránea vida privada de un autor no muy dado a las efusiones eróticas. Estela Canto le rechazó diciendo "yo no me caso con nadie con quien previamente no me haya acostado" y Norah Lange prefirió al poeta Oliverio Girondo. Eso unido al desastroso primer matrimonio de Borges y al peso de la figura de su madre, hicieron de él "un hombre muy triste".