Respiro profundamente. ¡Dios le bendiga"! Así se expresaba ayer Alex de la Iglesia, con el contrato en la mano firmado por Elijah Wood--Frodo en la trilogía El señor de los anillos --, certificando que será el protagonista de su próxima película. El actor norteamericano encabezará el reparto de Los crímenes de Oxford , un filme de suspense que se inspira en las paradojas, enigmas y misterios que plantea la novela homónima del escritor argentino Guillermo Martínez.

El rodaje comienza el 22 de enero en la ciudad universitaria ubicada en el condado de Oxfordshire, aunque los ensayos empezarán el día 7 en Londres. "Comienza Vietnam", bromea el cineasta, que convenció a Wood, ante todo, por el guión. "Le encantó, y al verle tan entusiasmado me fui a Nueva York solo para hablar una hora con él". De eso hace tres meses, después de descartar a Gael García Bernal, y desde entonces dura lo que De la Iglesia ha bautizado como la negociación de los tetrabricks. A ella ha dedicado más de un artículo en el blog en el que casi cada día habla del filme.

ALGO DE HUMOR El director define la película como un thriller serio. "No tiene nada que ver con lo que he hecho hasta ahora, aunque incorporo algo de humor y muchas cosas de mi imaginario". De nuevo, comparte la escritura del guión con Jorge Guerricaechevarría, con quien trabaja desde el aplaudido cortometraje Mirindas asesinas. Para él, este nuevo filme plantea un tema de gran interés: la posibilidad o imposibilidad de conocer la verdad. "¿Es posible llegar al conocimiento absoluto de algo"

Esa premisa es la que se plantean los protagonistas. Dos personajes en la línea del famoso Sherlock Holmes que, sin ser detectives, están dotados de una extraordinaria lógica deductiva. John Hurt da vida a Arthur Seldom, un profesor de Oxford con gran prestigio internacional en el ámbito de la teoría del lenguaje, y Elijah Wood, al joven y ambicioso estudiante de matemáticas que se encuentra el cadáver de una anciana.

Entre los dos intentan descubrir quién es el asesino, pero la trama se complica. "Es una película de diálogos. Terriblemente mental", considera De la Iglesia, que con ella recorre los enigmas de los juegos de lenguaje de Wittgenstein, el teorema de Gödel, las antiguas sectas basadas en la numerología y diversas profecías legendarias.