La religión, la gastronomía, la política y el arte contemporáneo están en el punto de mira de Els Joglars en El retablo de las maravillas , su último montaje, que inaugura hoy (23.00 horas, Auditorio; mañana habrá una segunda función) el Festival de Teatro Clásico de Cáceres. La obra se basa en el entremés de Miguel de Cervantes del mismo título, en el que unos juglares representan una pieza teatral ante un público al que hacían ver cosas que no existían y que estos admitían para no pasar por incultos.

Albert Boadella, director de la compañía, traslada al tiempo de hoy esta idea para levantar algunos retablos en los que dispara contra el arte de vanguardia ("con la llegada del siglo XX, las artes plásticas se hicieron el harakiri", señala Boadella en una entrevista con El Periódico de Cataluña), la cocina ("me gusta la cocina sensual, la que hace olor, detesto los alimentos insípidos, inodoros"), la religión ("es una magnífica estructura moral y ética para la gente. El problema llega con los intermediarios") y la política.

"La única diferencia que nos separa de Cervantes --escribe Boadella en el texto introductorio de su montaje-- es que en la actualidad el genio literario no hubiera dado abasto en satirizar tanta estupidez sacralizada y pagada por el contribuyente".

El retablo de las maravillas se estrenó en enero en Sevilla e inició una gira que lo llevará, además de Cáceres, al Festival de Teatro Clásico de Almagro en julio.