Daniel Casado (Trujillo, 1975) es autor, entre otros poemarios, de El viento y las brasas y El proyector de sombras . Desde el 2005 escribe el blog Derivas. Es administrador de la Red Social de clubes de lectura Ulises.
--¿Cuál es su rincón favorito de Extremadura?
--El conocido como El Espolón, en Trujillo. Además de la imponente vista de la muralla y las amenazantes puestas de sol que se divisan desde allí, resulta idóneo para pasear con la sola compañía de un buen libro.
--¿Qué plato de la gastronomía extremeña prefiere?
--El jamón. También las truchas del Jerte, las setas o las migas al ´estilo verato´, y algo que hace años que no pruebo: las ´pringadas´ (pan frito en aceite).
--¿Qué no debería perderse alguien que visite Extremadura?
--Alguien que visite Extremadura debería perderse en cualquiera de sus parajes; si busca naturaleza en estado puro, la Sierra de Gata ofrece rincones inolvidables; si pretende rastrear las raíces más profundas de nuestra Historia alejado de marcos más turísticos, nada mejor que emboscarse por los pueblos de La Vera.
--¿Algún lugar en la región le ha marcado especialmente?
--Sería muy fácil citar de nuevo Trujillo. También guardo un grato recuerdo de los campamentos de verano en La Vera y de los días que pasé con los monjes del Monasterio de Yuste compartiendo, además del frío y el silencio, la magnífica biblioteca.
--¿Qué actividades realiza en su tiempo libre y de ocio?
--Nos encanta visitar cualquier pueblo de Extremadura que elegimos en función de su Historia y sus monumentos. Me invento juegos, planos y estrategias para hacer la visita mas interesante a mis hijos. Así hemos visitado Medellín, Jerez de los Caballeros, Montánchez, Olivenza, casi toda La Vera... unas veces de templarios, otras de moros...
--¿A qué cita cultural de la región invitaría a un amigo?
--Pese a que El Chíviri corre peligro de masificarse y embobarse, todavía puede sentirse el espíritu de fraternidad de los trujillanos.
--¿Cuáles son los principales atractivos de Extremadura?
--La medida del tiempo. Aquí el tiempo es sustancialmente más extenso, la vida transcurre --incluso en la ciudad-- con una encantadora parsimonia que permite realizar varias actividades en un mismo día.