La fórmula parece simple y fácil de resolver. Guitarra + voz = a cantautor. Aunque siendo objetivos, todos los halagos son pocos para Caetano Veloso, quien ha hecho de su voz y acordes un instrumento que genera amor, sentimiento y melancolía a todo aquel que tenga la suerte de cruzarse con su música en el camino. Ya lo demuestra con esta letra: “Cantando eu mando a tristeza embora” (Cantando mando la tristeza afuera. Y es que Veloso no pudo elegir mejor tema que “Desde que o samba é samba” para dar pie a un espectáculo íntimo y personal, que se prolongaría durante algo más de hora y media.

El brasileño no quiso llegar tarde a su cita con el público español. Sencillo, humilde y con esa timidez proverbial que le caracteriza salió al escenario para regalar a los espectadores, totalmente entregados, esas letras que han ido calando de generación en generación desde que allá por los años 60 se convirtiera en el guía por excelencia, junto a su gran amigo Gilberto Gil (Ministro de Cultura de Brasil), de todo un movimiento musical conocido como tropicalismo, que alimentaba sus composiciones del fado portugués, la bossa nova y el rock ´roll.

Pero ni el paso de todos estos años, ni las canas ni las gafas han convertido a este baiano de 65 años en un anciano. Más bien todo lo contrario, su afán aventurero y desventurero por el amor y el interés por la situación política de su país lo mantienen siempre en un círculo de rejuvenecimiento del que sólo él parece saber el secreto.

Su elegante manera de dejarse querer, acompañado de esa extremada sensualidad que despiertan sus manos al tocar las cuerdas de la guitarra, rompió todos los esquemas de los asistentes a la 5ª edición de Viajazz, regalando una oración de placer que sólo Dios se hubiera privado de probar.

La culpa de todo este entramado emocional fue de temas como “Você é linda”, “Qualquer coisa”, “Menino do río” o la esperada “Sozinho”, sin nombrar el resto de canciones que intentaron repasar sus 48 discos en el mercado.

Hubo cabida para algunos fallos, como el trabalenguas que el propio Veloso se hizo con “O Estrangeiro”, aunque no suscitaron más que la simpatía y el respeto del público que alababa al brasileño constantemente.

Cariño por España

La relación pasional entre España y Veloso siempre se ha hecho evidente. Las responsables femeninas son varias, por un lado la versión de la ranchera “Cucurrucucu Paloma” que Almodóvar incluyó como uno de los temas centrales en “Hable con ella”. Por otra parte la interpretación de “Faixa de Cetim” de Ary Barroso en “El Milagro de Candeal”, (Fernando Trueba) y por último, la colaboración en “Corazón Vagabundo” junto a Bebo Valdés y Diego “El Cigala” en “Lágrimas Negras”, que agudizó aun más el gran reconocimiento de la crítica musical española hacia el artista.

Participante en festivales como Espirelia (Lorca 06), El Festival Cultural de Barcelona (02) o el Festival Internacional de Vigo (2003), sólo por poner algunos ejemplos, ha sabido hacerse con la fiel amistad de Pedro Almodóvar, quien asistió al cierre del festival junto a la Ex Presidenta de la Academia Marisa Paredes.

Su cariño y admiración hacia el cineasta manchego se hizo aun más evidente cuando el brasileño sorprendió al propio Almodóvar y a los espectadores con una versión sencilla pero estrepitosamente brillante del tema principal de su última película “Volver”.

Tal vez de esta manera, queriéndolo o no, Caetano nos anticipaba su vuelta a los escenarios españoles el próximo mes de octubre, cuando, por fin, se centrará en la esperada presentación de su último disco “”, publicado el año pasado.

Lleva toda su vida atrapando palabras con su pluma, enamorándolas después con su guitarra. A Caetano Veloso nadie le preguntó si quería ser artista, puede que no lo sea. Prefiere que lo llamen productor, escritor, poeta, compositor, director, o cantautor, su humildad hace de este pequeño hombre una grandeza que rebasa fronteras y generaciones.