Tras el atentado de su concierto en Manchester, recuperamos los looks icónicos de Ariana Grande». Ese fue el titular de la revista Telva, que luego pidió disculpas. «Broken» fue la primera palabra de Ariana Grande en Twitter: «Rota». A la salida de su concierto habían muerto 22 personas, muchas de ellas adolescentes.

La hija de Zack Snyder se suicidó en marzo, con 20 años. Zack Snyder es el director de La Liga de la Justicia y Deborah Snyder, su mujer, es la productora de la cinta. Los dos han abandonado el proyecto para estar con sus hijos: «Todos lo están pasando muy mal. Yo lo estoy pasando muy mal». Lo que queda por hacer, porque el largometraje está en fase de postproducción, lo hará Joss Whedon. Algunos fans de los cómics se han alegrado de la noticia. No les gusta lo que Zack Snyder hace con «sus» personajes. El hecho de que se haya suicidado una chica de 20 años parece no afectar, como le ocurrió a Telva con el atentado.

Durante algún tiempo, los representantes culturales de Europa se preguntaron si era lícito escribir después de Auschwitz. Béla Zslot sobrevivió en un gueto y lo hizo, porque quería contarlo. Su libro se llama Nueve maletas. Perdió a sus suegros y a la hija de su mujer. Paul Celan también se escondió, en una fábrica de cosméticos. Primo Levi soñaba que volvía con su familia, pero intentaba narrar el horror y no le escuchaban: se daban media vuelta y se iban. Cuando Imre Kertész pensaba en una nueva novela, siempre pensaba en Auschwitz.

Nosotros no hemos tenido un Auschwitz. Ni estos fans psicópatas de La Liga de la Justicia ni el cerebro pensante de la revista Telva ni nadie menor de 50 años. He puesto los dos ejemplos más representativos de esta semana, pero en las redes circulan, todos los días, un montón de este palo. Si uno se queja por un atentado en Manchester, enseguida salta alguien diciendo que de Afganistán no hablamos nunca (quien lo dice tampoco habla de Afganistán: hace lo que hacen todos en las redes sociales: fotos de cumpleaños de sus hijos, alguna imagen de una excursión, esa especie de vida paralela y contable). Si compartes alguna foto de un animal que necesita adopción, preguntan si de las personas no te ocupas.

No sé si estas faltas de empatía, respeto y dignidad solidaria tienen que ver con el individualismo de la sociedad neoliberal, con la crisis económica que hace campar al miedo a sus anchas (a significarse, algo que en España está mal visto; a perder el trabajo, a hablar demasiado alto, a reivindicar), con el sálvese quien pueda o con la falta de formación filosófica y cultural. Porque a veces parece que, desde las secciones de cultura, predicamos a los convencidos. Y, sin embargo, dónde asumiremos cierto concepto del honor para nuestras vidas; dónde reflexionaremos sobre la necesidad de rebelarnos ante las injusticias; cómo soportaremos la muerte del padre, cómo mataremos al padre, con qué tejer el imaginario y cómo insertarlo en el comunitario… Cómo haremos todo eso sin novelas y poesías, sin teatro, sin cómics, sin fotografía, cine, danza o música.

El nuevo programa de la Orquesta de Extremadura se llama Conflictos. Strauss habló sobre el colapso, con música. William Walton le puso música a la crisis del 29 y Haydn a la guerra y la revolución francesa y Shostakóvich a la Revolución Rusa. Beethoven le dedicó la Heroica a Napoleón. También han escrito sobre bombas, exilios, desgarros, crisis personales y creativas en tiempos de terror: han compuesto cuando no sabían cómo componer ya.

El sueño de la razón produce monstruos, en sentido estricto. Ciertas partes de la creación artística son religiosas, en sentido estricto, nos re-ligan: con la parte irracional (la bondad lo es: la maldad supongo que también) que todos tenemos hasta que racionalizamos nuestros comportamientos más tardes. Crecemos teniendo miedo a los monstruos, a los que imaginamos, hasta que descubrimos que los monstruos somos nosotros. Olga de Dios los usa, se sirve de ellos para hablar de la diferencia. Es decir, para contrarrestar los prejuicios que el mundo adulto mete en la cabeza de los niños de todas las maneras posibles: desde el ejercicio de la paternidad hasta los medios de comunicación, en toda la porosidad de sus cerebros.

Por eso son me gusta tanto que la Casa de Letrucas y Garabatos de la Feria del Libro de Badajoz esté llena. Porque, si esos niños siguen dibujando, siguen leyendo cuando sean mayores; si aprenden, con la música y el teatro, el significado de la colectividad, de salir de uno y ser de otros, quizá puedan transformarse en héroes colectivos y sepan narrar historias después de tanto horror.

‘Sinfónico 11’. Orquesta de Extremadura. Viernes, 26 de mayo. 20.30 horas. Gran Teatro (Cáceres)

‘Monstruo Rosa’. Olga de Dios. Viernes, 26 de mayo. 20.30 horas, Feria del Libro de Badajoz. Paseo de San Francisco. El sábado a las 20.00 hace un taller para niños mayores de cinco años, con inscripción.

‘Dos cabalgan juntos’. Luis Alberto de Cuenca y José Luis Garci. Sábado, 27 de mayo. 21.00 horas. Feria del Libro de Badajoz.