Una debutante en las librerías españolas, Anne Holt, y un veterano de muchas guerras literarias, Francisco González Ledesma, fueron los platos fuertes que ayer expusieron sus argumentos en la Semana Negra de Gijón, una peculiar feria de la novela policiaca y sus variantes que en la presente edición, la 18, ha reunido a casi 150 escritores y autores de cómic. La autora noruega presentó Castigo (Ediciones B) y el catalán, Cinco mujeres y media (Planeta), ambos libros de reciente aparición en España.

Holt llega a Gijón con cuatro millones de ejemplares vendidos de sus 12 títulos publicados y traducidos a 16 idiomas y con una carrera polifacética: periodista, presentadora de televisión, abogada con bufete propio y ministra de Justicia de Noruega entre 1986 y 1987. Hoy, con 48 años, ha cerrado su despacho y se dedica de lleno a escribir novelas policiacas --"es lo que siempre quise hacer"--, trabajo que compagina con una colaboración periódica sobre fútbol en un diario noruego.

La narrativa de Holt responde a los esquemas de la llamada escuela nórdica, cuyo exponente más conocido es el sueco Henning Mankell y cuyos orígenes hay que buscarlos en el matrimonio formado por Maj Sjowall y Per Wahloo, éste fallecido y ella actual traductora al sueco de las novelas de Holt. La escritora noruega considera que en las obras de Mankell y en las suyas lo importante no es descubrir al lector el nombre del culpable de un delito, sino "indagar las causas que lo motivaron, hacer el perfil psicológico del delincuente y señalar los problemas de la sociedad que acoge a esos individuos". Castigo , como es habitual en sus novelas, presenta una trama con la infancia de fondo, vinculada con la relación entre padres e hijos. La escritora dice estar convencida de que muchos de los comportamientos que se ponen de manifiesto en edad adulta tienen su origen en la niñez. "Es muy difícil ser padre y muy difícil ser hijo", concluye.

EL HUMOR DE LEDESMA En cambio, González Ledesma (Barcelona, 1927) prefiere hurgar en los peores comportamientos del adulto, la avaricia y el afán desmedido de riqueza. Méndez, un policía al borde de la jubilación, arrinconado y nunca bien visto por sus superiores pero con el espíritu muy vivo, vuelve a ser el eje conductor de Cinco mujeres y media , en la que, a diferencia de las anteriores de la serie, tiene protagonistas femeninas. "La novela negra está en deuda con las mujeres --dice-- porque, en general, los escritores hemos sido fieles a los orígenes del género y les hemos dados papeles menores: nos enseñaron que los héroes eran siempre los hombres".