Guerras, cafés cantantes, operaciones quirúrgicas, cacerías reales, toreros, zapateros, barberos, fragmentos de la vida española de buena parte del siglo XIX reducidos en ciento veinte fotografías se asoman a los ojos del espectador de hoy en la exposición Las fuentes de la memoria , que se abrió ayer en el Museo de Cáceres.

La muestra procede del Centro Andaluz de Fotografía y ha sido comisariada por Publio López Mondéjar, autor también de un libro que recoge las fotografías.

Cuando en 1839 se difunde rápidamente la noticia de la aparición de la fotografía en la Academia de las Ciencias de París, una fiebre técnica propaga el invento, que refleja, como hoy, el vértigo por lo nuevo. En pocos años, cientos de fotógrafos de todo el mundo salen a las calles y llevan a unos aparatos aún primitivos las gentes y los hechos cotidianos y de la Historia. Este valor testimonial preside la exposición abierta en Cáceres hasta el 19 de septiembre.

La muestra se abre con daguerrotipos (fotografía realizada sobre metal) a los que suceden diferentes técnicas (calotipos, colodión...) hasta que la aparición del gelatinobromuro permitirá conseguir instantáneas, que derivaría en el nacimiento del reportaje.

Numerosos estudios fotográficos proliferan entonces (1871) en las ciudades españolas y se dedican a tomar imágenes. De este fervor pueden verse muestras en la sala de exposiciones del Museo de Cáceres. Una vista de la plaza de Trujillo en el año 1886, otra de la salida de la diligencia en Segovia bajo los arcos del acueducto romano en 1885 o la de el grupo de intérpretes del café cantante El Burrero en la Sevilla de 1900.

Las fuentes de la memoria recorre todos los estratos sociales: se acerca a la monarquía, con imágenes insólitas de las reinas de Inglaterra y España llegando a San Sebastián o de una cacería real, donde figuran Isabel II y su hijo el futuro Alfonso XII, en 1875. Pero también se adentran los fotógrafos en la intimidad social de los oficios: un barbero sobre la cara de un cliente en una estrecha calle de Toledo, un conjunto de zapateros posando para la cámara o el doctor Madrazo inclinado ante el cuerpo de un paciente en la sala de operaciones del hospital, en 1896.

DESNUDOS Insólitas imágenes eróticas de mujeres desnudas, según el canon femenino de la época, el pintor Sorolla acompañado de su mujer o el torero El Gallo en el esplendor de su fama son otras de las imágenes que brinda esta muestra y que dejan la impresión de una sociedad conforme. Detrás siempre estuvo el ojo del fotógrafo: Abaitúa, Ortiz-Echagüe, Lucas Fraile, Clifford, Atkinson, Juan Comba, dejan su firma entre otros muchos.