Lo reveló el propio Roberto Bolaño en un entrevista concedida al periodista Antonio Lozano en el 2001: "Mi única novela inédita tenía 400 páginas, pero al llegar a la última me di cuenta de que me ha había salido una mierda insalvable. Entonces me juré que nunca más iba a escribir una novela sin tener clarísima la estructura, la forma y el argumento, es decir, sin tener la historia escrita en la cabeza a mi gusto".

¿Se refería a El Tercer Reich , la novela inédita, escrita entre 1986 y 1989 y sorpresivamente desvelada hace dos años en la Feria de Fráncfort, que el próximo jueves aparecerá en Anagrama? Todo apunta a que sí. Su amigo el poeta chileno Bruno Montané, que acompañó al escritor en su etapa mexicana y en el exilio catalán y que siempre oyó hablar de la novela bajo el título de La estrategia mediterránea , así lo cree. "Si a Roberto no le gustaba es porque, pese a su interés, tiene una estructura demasiado lineal alejada de las formas que más tarde cultivaría". Tampoco parece que tenga en mente Los sinsabores del verdadero policía y Diorama , otras novelas descubiertas y aún por publicar, porque son fragmentarias y más breves.

Pero como suele suceder, la opinión del autor debe ponerse al final de la cola de un pujante interés público. Y la fiebre por Bolaño crece inusitadamente desde que en EEUU decidieron convertirle en el autor de referencia latinoamericano. ¿Habría querido Bolaño que esta obra fuese publicada? Todo el que ya ha tenido acceso a la novela, críticos, lectores editoriales y traductores, cree en la pertinencia de su aparición. El francés Robert Amutio que acaba de traducirla para Christian Bourgois (aparecerá en marzo) está convencido de que "todo lo que escribió Bolaño se publicará. Ya sean diarios, correspondencia o relatos inconclusos, porque eso ocurre con los grandes autores". En la opinión de Jaime Riera, profesor de literatura en la Universidad Turín y buen conocedor de la obra de Bolaño, la importancia de la obra barre las reticencias: "En general desconfío de las operaciones de rescate de inéditos que muchas veces se llevan a cabo por motivos no precisamente literarios. Dicho esto, creo que El Tercer Reich es un libro inconfundiblemente bolañesco y de muy buen nivel".

COSAS ENCONTRADAS Al australiano Chris Andrews, traductor de Los detectives salvajes para New Directions, El Tercer Reich le parece "excelente, a la altura de las publicadas en la primera etapa de su producción, y con muchos contactos con La pista de hielo . Mientras que Heinrich Von Berenberg, traductor de Amuleto y Estrella distante al alemán, habría preferido que se hubiera esperado algo más para lanzar al mercado "una avalancha de cosas encontradas" en detrimento de las obras mayores.

La lectura de El Tercer Reich ha revelado a Ignacio Echevarría, durante unos pocos años responsable de la edición de la obra póstuma del autor, que en el disco duro del ordenador del autor estaban también las primeras páginas de la novela. "Eso revela --afirma-- que Roberto acarició el proyecto de retomarla y acaso de reescribirla. Creo recordar que los personajes no se llamaban igual". Pese a la gran amistad y gran conocimiento mútuo de Echevarría y Bolaño, el crítico dice carecer de indicios para especular sobre el grado de empeño con el que el autor de 2666 estaba dispuesto a reanudar la novela. "Siempre manejó simultáneamente muchos proyectos, y arrastró algunos durante años, sin cumplir la mayoría".

Para Echevarría va por delante el hecho de que si un autor no destruye lo que ha escrito, admite tácitamente el ser editado. ¿Cómo juzga El Tercer Reich ? "Nadie que la lea con el recuerdo vivo de las obras más tardías de Bolaño dejará de sentir la vibración muy inferior de su prosa, su linealidad mucho más seca. Pero ya luce ahí esa capacidad de crear con muy pocos medios ambientes mórbidos, un agobiante sentimiento de inminencia".