Llegó el gran día. Extremúsika 2009 empieza a rugir hoy en Mérida con 14 conciertos en el albergue juvenil El Prado. Con la amenaza de lluvia como ya ocurrió en el estreno del año pasado en Cáceres, el festival rockero promovido por A Vallekas Producciones tiene previsto ofrecer 74 conciertos hasta el próximo sábado con un espectacular cartel nacional e internacional.

Con las ilusiones renovadas tras la abrupta marcha de la capital cacereña, donde nació y ha crecido el certamen, Extremúsika ha apostado por dar más a sus seguidores en la nueva sede emeritense, aumentando el presupuesto y los grupos en una temporada decisiva para el futuro de los festivales españoles a causa de la crisis. Por primera vez, se superará la cifra de 70 bandas, además de los 1,8 millones de euros de presupuesto que tendrá el evento musical, el mayor en toda su historia.

En el recinto del albergue juvenil ya están listos los tres escenarios para que los primeros 14 grupos empiecen a sonar hoy poco antes de las tres de la tarde. Rock, hip-hop, metal, heavy y blues componen la atractiva oferta de estilos para el estreno. Rosendo, Violadores del Verso, Albertucho, El Combolinga o La Vargas Blues Band tocarán en la plataforma situada junto a la ribera del río Guadiana. El inicio está fijado a las 14.45 horas a cargo los valencianos Wartime y la música no parará hasta las 03.30 de la próxima madrugada con la última actuación a cargo del grupo madrileño Boikot. Este será el único escenario que funcione durante esta jornada antes de que mañana lo hagan los otros dos gemelos ubicados en la explanada principal del festival.

PREPARATIVOS Poco a poco, el público más madrugador fue llegando ayer a Mérida procedente de todos los puntos del país dispuestos a disfrutar de tres días de conciertos. Martillo y piqueta en la mano, cientos de jóvenes se afanaban por colocar su tienda de campaña en el mejor lugar en el que descansar cuando el extenso programa musical y de actividades paralelas ofrezca un respiro a los asistentes.

Aún faltaban 24 horas para la primera actuación, y la zona de acampada se abría para un público que procede de los más variados puntos del país. Los hay que vienen de lugares tan cercanos como Villafranca de los Barros, Cáceres o incluso de la propia Mérida. "Cuando acaben los conciertos vendré aquí a descansar y luego, por la mañana, me voy a mi casa a darme una ducha y a comer", cuenta un joven emeritense. Durante estos días podrá saludar a vecinos de tiendas de campaña que han llegado de Sanlúcar de Barrameda, Cartagena o Mallorca para disfrutar de tres días de música en directo en el albergue juvenil.

Sobre el terreno, el chaparrón que cayó ayer por la mañana en Mérida no ha hecho mella en el recinto. Tanto los accesos, como los espacios destinados al público frente a los escenarios resisten con solvencia. La organización se mantiene en que mucho tendrá que llover para que la lluvia arruine el festival. El público también lo tiene claro, y el que no ha venido con paraguas no le falta un chubasquero. "Es más cómodo para los conciertos", dice Sebastián, un joven de Cádiz. Mientras tanto, los obreros terminaban ayer de instalar los equipos de sonido, las luces y los cierres de los escenarios, y los tenderos del mercadillo preparaban sus mercancías cobijados bajo la enorme carpa de festival. Todo preparado para la gran fiesta del rock en Mérida.