El pintor y escultor Pablo Palazuelo, poeta de la geometría, falleció hoy en Madrid a punto de cumplir los 91 años, informaron a Efe fuentes próximas al artista. Palazuelo, que había nacido en Madrid el 6 de octubre de 1916, era un artista con una profunda formación intelectual que, tras pasar por el arte figurativo y el cubismo, desembocó en la abstracción geométrica.

Premio Velázquez de las Artes Plásticas 2004, recibió numerosos galardones a lo largo de su carrera artística, entre los que figuran también el Premio Nacional de Artes Plásticas, obtenido en 1999 "ex aequo" con la escultora Cristina Iglesias. Era un artista en constante evolución, que mantenía que "la vida es un movimiento continuo que no cesa ni con la muerte ni tras ella", y que entablaba con su trabajo una lucha "por descifrar lo escondido, por solucionar lo difícil", afirmó tras haber ganado a sus casi 88 años el Premio Velázquez.

"Lo difícil siempre tiene solución. No cualquiera, pero siempre hay una, más o menos benéfica, en la que se descubre algo nuevo", afirmaba. Estudió Arquitectura en Madrid y posteriormente en Oxford, pero a partir de 1939, y gracias al apoyo de su madre, se entregó de lleno a la pintura. Después de pasar por el arte figurativo y el cubismo, desembocó en la abstracción. En 1948 llegó a París, con una beca del Gobierno francés, y expuso sus primeros dibujos abstractos.

En esta época coincidió con artistas como Eduardo Chillida, con quien compartió muchas inquietudes. Ambos fueron lanzados internacionalmente por el galerista Aimé Maeght. Palazuelo estuvo inicialmente muy influido por artistas como Kandinsky, Mondrian y, sobre todo, por Paul Klee, su pintor favorito en sus comienzos. En 1954 realizó por primera vez una escultura, faceta artística que abandonó porque a su galerista de París no le interesó, aunque volvió a ella en 1963.

El despegue

Su primera exposición individual tuvo lugar en la Galería Maeght de París en 1955. Posteriormente expuso en los principales museos europeos y americanos, como el Guggenheim de Nueva York, el Carnegie International de Pittsburg, o el de Arte Moderno de la Villa de París. En 1973 expuso por primera vez en España, causando una gran impresión. Cuatro años más tarde expuso por primera vez su obra escultórica, primero en Barcelona, en la Galería Maeght, y en diciembre del mismo año en la Galería Theo de Madrid.

En enero de 1981 aparece la primera monografía sobre la obra de Palazuelo, editada por Maeght (París), fruto del intercambio de cartas entre el propio pintor y el poeta francés Claude Esteban entre 1976 y 1979. En 1987 realizó una exposición individual en Madrid y cuatro años después, en abril de 1991, volvió a exponer en la Galería Soledad Lorenzo.

En noviembre de 1993 inauguró en el Museo de Bellas Artes de Bilbao una selección de su obra sobre papel de 1987 a 1993 que a principios de 1994 se trasladó a Zaragoza. En abril de 1995 inauguró en el Museo Reina Sofía su primera exposición retrospectiva, que recogía una colección de 70 pinturas, la más antigua de 1948 y la última fechada en 1994, además de obras sobre papel y catorce esculturas realizadas entre 1954 y 1994.

En octubre de 1997 expuso en la Galería Soledad Lorenzo de Madrid sus últimos trabajos. Esta misma galería inauguró el 25 de noviembre de 1999 una nueva exposición del artista, en la que se reunía una veintena de obras: óleos, gouaches y tres esculturas. La música, que consideraba que, como la pintura, era un arte del número, fue una constante en su vida artística, y en dos ocasiones colaboró con el compositor francés F. Nyst. "La vida está en todas partes y también la muerte es un proceso vital, lo que queda pudriéndose está lleno de vida. Luego la vida no cesa ni en la muerte", dejó dicho Palazuelo.