Pedro, el cura párroco de la iglesia de Almendral bendijo el féretro donde descansaba el escritor Bernardo Víctor Carande después de recordar el poema que éste leyó en el entierro de su padre, don Ramón, y no pudo ni quiso esconder la emoción por la muerte de su amigo. El sepelio se celebró a la una de la tarde de ayer en Almendral, cuando fuera de la iglesia lucía un sol de otoño, bajo el que los hijos, mujer, familiares y amigos del que fue uno de los creadores más prolíficos y generosos, todavía intentaban hacerse a la idea de su muerte.

Asistieron al entierro los escritores Manuel Vicente González y Justo Vila, su familia más cercana y un grupo de amigos, además del director general de Promoción Cultural, José María de Pedro Corrales, que dieron a Bernardo Víctor Carande el último adiós, antes de trasladar el féretro hasta el crematorio de Badajoz, donde fue incinerado.

El propio Carande había expresado su deseo por escrito de que esparcieran sus cenizas en una zona próxima a la entrada de la finca Capela , donde vivió, a la derecha, en "el rincón de las colmenas".

SE ENCONTRO MAL Rocío Carande, la hija mayor, contó cómo había hablado con él el domingo por la mañana y le comentó que se encontraba mal y que si no mejoraba iría al médico por la tarde. Dos horas después falleció. Lo encontró acostado en su cama el encargado de la finca, con quien había charlado un rato antes sobre asuntos de la casa y del campo, y fue él quien avisó a la familia y al médico.

El hijo menor, Manuel, que se encontraba en La Coruña con su esposa y con su hermana Victoria cuando les avisaron del fallecimiento de su padre, decía ayer: "Lo veo, a esta hora, con una cerveza en la mano y riéndose de nosotros".

Manuel Vicente González, una de las personas que junto con Jesús García Calderón más cercano estuvieron al escritor y más cosas compartieron, en lo literario y en lo personal, manifestó que "Bernardo se sintió decepcionado por el trato recibido por una parte de la intelectualidad extremeña. El iba siempre muy por libre y creo que su independencia lo ha engrandecido".

Siempre que iba a verlo a Capela "me lo encontraba trabajando, ya fuese escribiendo, leyendo o dibujando, y ha dejado tanto escrito... En realidad era un creador, no sólo escritor".

OBRAS ENTREGADAS Bernardo Víctor Carande trabajaba aún en la obra ingente de su padre, Ramón Carande, pues preparaba una nueva edición, y tenía entregado tres manuscritos propios, uno de ellos un poemario (Poemas de Setúbal ), al Gabinete de Iniciativas Transfronterizas, para su edición. "Le encantaba Portugal y le entusiasmaba todo lo de ese país. Estaba intentando hacerse ciudadano portugués", contó González.

También tiene otro libro entregado en una editorial de Huelva y un nuevo volumen de artículos a la Editora Regional de Extremadura.

Al llegar el féretro al crematorio llevaron una corona de flores rojas y blancas. Manuel Vicente González comentó que Carande había "pedido flores rojas y blancas porque era del Atlético de Madrid. Hasta en eso estaba siempre con los perdedores".