Los fanáticos de Whitney Houston vivieron ayer en Nueva Jersey uno de los días más felices de sus vidas. Un juez obligó a la diva a subastar las pertenencias que tenía en un depósito con el que mantenía una deuda de 135.000 euros. Y fruto de ese impago, los asistentes pudieron adquirir, en un mercadillo de lujo, hasta los objetos que la diva guardaba en su mesita de noche. No se sabe si la cantidad fue suficiente para saldar la deuda, ya que el litigio aún está en marcha y las dos partes llegaron a un acuerdo para no dar a conocer la suma, pero la venta fue un éxito. Entre vestidos de Gucci y equipos de sonido, curiosos y fans elegían y pujaban por los objetos de la artista. En la foto superior, dos fans exhiben sus compras. En la foto de abajo, cinturones y complementos.

Se subastaron corpiños, zapatos, premios e instrumentos usados por Houston en sus últimas giras. Entre ellos había dos pianos, que se vendieron por 9.000 y 15.000 euros. Pero la pieza más curiosa fue El trono de Whitney: una pomposa silla de cuero blanco y metacrilato. Más de 200 personas se acercaron ayer a Nueva Jersey, a la sede de A. J. Willner Auctions, firma especializada en subastas por insolvencia.