El tipo envenenaba la leche condensada para establecer un vínculo con quien la consumía. Eso le contó al juez. "Estaba loco, claro". Pero a través de ese lazo definía su identidad: era alguien. La noticia, pues se trata de un hecho real, apareció en los periódicos franceses y llamó la atención de Miguel Murillo.

El dramaturgo extremeño siguió la historia de tal forma que acabó convirtiendo una parte de ella en una obra de teatro: La identidad de Polán . Esta pieza se estrena hoy en el Gran Teatro de Cáceres, e iniciará una pequeña gira por la región (este lunes en Badajoz y el próximo fin de semana en Mérida y Plasencia).

Murillo es el autor más prolífico del teatro extremeño. "Soy un privilegiado", reconoce. Mantiene estrenos regularmente, sea en el teatro para adultos, como el familiar, en el que ha estrenado musicales con el grupo Rodetacón (Y sin embargo te quiero , Sueños y, en breve, Pasando revista ).

Tiene la suerte de que las compañías teatrales le requieren sus textos. Y uno de estos requerimientos ha hecho posible el estreno de La identidad de Polán . Habló con Tomás Martín, de Teatro de la Quimera de Valladolid, uno de los grupos históricos independientes del teatro español. Cumplía veinticinco años de trayectoria y ha querido celebrarlos con una obra especial de un autor que es, también, vallisoletano. Miguel Murillo nació en Badajoz en 1953. Pero vivió largas temporadas en la ciudad castellana. De allí eran sus abuelos. "No exagero --escribe en la presentación de La identidad de Polán --, si afirmo que mis raíces vallisoletanas están estrechamente ligadas al espectáculo porque fue en el Campo Grande donde conecté con el arte por primera vez y porque esa conexión pienso que da carta de ciudadanía: yo asistí a la primera verbena animada por Los Mismos, que por entonces se llamaban de otra manera pero que eran Los Mismos". Allí veía cine, fue monaguillo y se enamoró por primera vez "de una niña de ojos tristes".

Y, como cerrando un círculo, el actor Juan Margallo, extremeño de Cáceres instalado en Madrid desde joven. El es otro histórico de la escena independiente española Margallo conoció a componentes de La Quimera a principios de los años 70. "Venía en una vespa a Valladolid a una escuela de teatro clandestina", recuerda Tomás Martín, uno de los fundadores del grupo. "El fue mi primer maestro", dice. Y ahora vuelve con sus antiguos amigos como director de esta función. Además, Margallo ejercerá de embajador cultural a favor de la capitalidad cultural europea de Cáceres en el 2016.

La identidad de Polán responde a una de esas tres preguntas esenciales que todo ser humano se hace a lo largo de la vida, cuenta Murillo. Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos.

A la segunda ya respondió el propio autor en montajes que fundamentales para la escena extremeña: Perfume de mimosas y El pájaro de plata :allí comparecían los fantasmas de Murillo, su pasado en una sociedad corrompida bajo el régimen de la dictadura: del poder político y del poder religioso.