El FBI y la Oficina del Administrador Público de Nueva York han recurrido a la colaboración ciudadana para tratar de aclarar el verdadero origen de diversas obras de arte, que pertenecían a una valiosa colección privada descubierta cuando su dueño falleció en el 2006 en su pequeño estudio de Manhattan.

"En un esfuerzo por encontrar a los verdaderos dueños de un tesoro oculto formado por todo tipo de obras de arte y encontrado en un apartamento de Nueva York", ambas entidades han "colgado algunas fotos de las piezas más destacadas" en sus respectivas páginas web, explicó ayer el FBI.

Tras la muerte de William M. V. Kingsland en marzo del 2006 se descubrieron más de trescientos cuadros, bocetos, esculturas y otras piezas de artistas como Pablo Picasso, John Singleton Copley, Alberto Giacometti, Giorgio Morandi o Eugene Boudin.

Ante la falta de herederos, las autoridades de Nueva York contrataron a una empresa de tasación para que evaluase los bienes, con objeto de subastar los más valiosos a través de Christie´s y Stair Galleries. Sin embargo, la casa de subastas Christie´s descubrió que en las décadas de los 60 y 70 se había denunciado el robo de algunas de las obras que poseía Kingsland. Lo mismo le ocurrió a un comprador de las obras que Stair Galleries subastó.

Se da la circunstancia de que, en enero de 2007, un empresario de mudanzas de Nueva York, cuya compañía fue contratada para tasar las obras, fue acusado de robar dos dibujos de Picasso, de cerca de 60.000 dólares, pertenecientes a la colección de Kingsland que ya habían sido robados en 1967.