En un juego de espejos, el intérprete capta destellos de vida en Bolboreta, mariposa, papallona , que competirá en Karlovy Vary.

--El director Pablo García define Bolboreta, mariposa, papallona , rodado en un pueblo pesquero, como un filme de amor inacabado.

--Había trabajado con él en el corto Alicia retratada . Me gusta muchísimo como rueda. Te dirige sin que te des cuenta. La historia, aparentemente, es sencillita, pero habla de cine, de amor, y de que quedan las emociones y el respeto, lo único verdadero que poseemos.

--También habla de la mirada del extraño, del que llega por vez primera y percibe lo esencial.

--Es la fascinación de descubrir. La sorpresa al acecho. Nos sentábamos ante los pescadores; sabíamos lo que les íbamos a preguntar pero no cómo nos iban a responder.

--No es la primera vez que da vida a un director de cine.

--No, ya lo hice en La mala educación , pero era distinto. En esta película había una base real. Me inspiré en cómo mira el propio Pablo García, en cómo percibe y en cómo lo explica. Víctor, mi personaje, lo ve todo a través de un visor. Pocas veces aparece sin la cámara en la mano. Eso me parecía inquietante en un hombre que está enamorado de su ayudante de dirección, pero no quiere que se note. Ese juego de que no te lo quiero decir, pero sí, es muy, muy sutil.

--¿Qué recuerdos guarda del rodaje con Pedro Almodóvar?

--Fue un proceso durísimo, física e intelectualmente. Primero tuve que perder como ocho kilos. Si le preguntas a Pedro algo de una línea del guión, puede pasarse dos horas hablando. Es muy apasionado en todo. Le tengo muchísimo cariño. Con él di un paso adelante, pasé de la postadolescencia a la madurez.

--Su trayectoria es la que ansía todo alumno de Arte Dramático. También ha trabajado con Medem, Amenábar y Balagueró

--Busco superarme, me impongo obstáculos, personajes y proyectos que me resulten difíciles. En este aspecto, la propuesta de Pablo era complicada, porque partía de la improvisación. Por lo general un rodaje puede ser de todo menos improvisado. Eso es de manual.

--¿Le acompaña la suerte?

--Tuve un importante golpe de suerte al principio y luego he trabajado cantidad. Estoy encantado con todas mis películas. En total, 24 y en un corto espacio de tiempo. Tengo amigos que están luchando muy duro para tener su lugar en un oficio, que es maravilloso pero, por otro lado, durísimo. Procuro acercarme con respeto y agradeciendo lo que me trae la vida, tanto lo bueno como lo malo. Se aprende más de los errores que de los aciertos.

--¿Se ha equivocado mucho?

--Sí, pero me ha servido para superarme. Nunca estoy satisfecho. Mi mejor currículo es el último trabajo que estreno, porque a la gente le ha podido maravillar Los amantes del círculo polar o Tesis, pero si lo que he hecho después no funciona...

--Interpretó el mismo papel que Woody Allen en la versión teatral que David Ottone realizó de Sueños de un seductor ¿Le han convocado al casting de su película?

--No, por ahora. Estoy a la espera. Creo que en Madrid se ha parado el casting. ¿A quién no le gustaría trabajar? con él Habría que estar muerto para que no te hiciera ilusión.

--¿Cuál será su próxima aparición?

--Me aguardan los ensayos de Solomillo , una historia poco hecha, un monólogo de Sexpeare, la compañía con la que empecé. Ahora mismo estoy cagado de miedo, con perdón. ¡Subirme a un escenario solo durante una hora y pico, uff!