Solista y violinista de cámara, actúa hoy con la Orquesta de Extremadura en Plasencia interpretando el concierto número 4 de Franz Joseph Haydn

Félix Ayo (Bilbao, 1933) es, como suele decirse, una leyenda viviente del violín. "Bueno", afirma sonriendo, "yo no me he sentido más que de mí mismo". Fue uno de los fundadores en Italia de un grupo clave en la difusión de la música barroca, I Musici, en el que ejerció de violín solista durante 16 años. Con él grabó un best seller mundial: Las cuatro estaciones , de Vivaldi. Tanto la tocaron que Ayo llegó a aborrecerla. Aunque luego mejoró sus relaciones con ella. Ayo vive en Roma. Desde allí ha viajado a los teatros más famosos del mundo. Y no para, incansable. Próximamente le espera Japón. Ayer y hoy interpreta el concierto número 4 de Haydn en Mérida y Plasencia con la Orquesta de Extremadura. En la misma actuación, la formación extremeña incluye la obertura Las Hébridas de Mendelssohn-Bartholdy y la cuarta Sinfonía de Beethoven.

--Tiene 76 años. ¿Qué es esa edad para un violinista?

--Es una edad avanzada para todo el mundo. Depende de si uno envejece bien o no. Yo, por el momento, estoy muy bien, casi toco mejor que cuando era joven y, eso sí, entiendo bastante más. Siempre quise ser violinista y eso es lo que he hecho toda mi vida. Así que si van bien las cosas y me siguen invitando a los auditorios, a cursos, y no vea decaimiento, seguiré.

--A los 3 años ya tenía clara su dedicación.

--Mi tío era violinista y yo le escuchaba tocar, y lo tuve claro, sí.

--Tocó en un circo.

--Eso es una anécdota. Fue a los 10 años, en Bilbao. En un circo necesitaban a un violinista y vinieron a buscarme.

--Usted ha escrito que ya nadie posee el don de la personalidad del artista, como que tenía el violinista David Oistrach.

--Bueno, sí hay personalidades que gustan a la gente, o tal vez no. Pero yo hablaba de lo reconocible que hay en esa personalidad. Uno escuchaba unas notas interpretadas por Oistrach y de inmediato sabía que era él. Hoy se toca muy bien, con una gran técnica, pero uno nunca sabe quién está tocando. Y ese don es como una huella en el sonido, como la voz de cada uno.

--¿Cuál es su violín?

--Uno de 1744, de Jean Baptista Guadagnini. Me lo robaron hace doce años en Venezuela, pero lo recuperé a los ocho meses.

--¿Y qué clase de violín es?

--Muy bueno. Antiguo, con un sonido estupendo. En realidad hay pocas diferencias entre los violines. La única diferencia está en el precio.

--¿Ha vuelto a tocar Las cuatro estaciones de Vivaldi?

--Sí. Hace un año y medio lo hice por última vez.

--Se hartó de esa obra después del éxito que tuvo con la grabación que hizo con I Musici.

--Sí, llegué como a secarme por dentro. Era difícil encontrar nuevos matices. Y mis interpretaciones habrán llegado a ochocientas.

--En Extremadura interpreta un concierto de Haydn.

--Una obra estupenda, poco conocida, de las tres o cuatro que compuso para este instrumento, aunque yo creo que el cuarto concierto no lo escribió él. Yo grabé los otros dos con I Musici. Es una pena que no se estudien. También tuvo Haydn la mala suerte de que naciera Mozart.