El féretro del Premio Nobel de Literatura José Saramago, fallecido ayer en Tías a los 87 años, abandonó a las 10.25, hora local, el Aeropuerto de Lanzarote, a bordo de un avión Hércules de la Fuerza Aérea Portuguesa que lo conduce hasta Lisboa donde será incinerado.

En el avión enviado por el Gobierno de Portugal hasta la isla para repatriar el cadáver del escritor viajan la ministra lusa de Cultura, Gabriela Canavilhas; la viuda del escritor, Pilar del Río; sus hermanos María y Miguel del Río; su hijo Juan José; cuatro amigas personales de la familia; el biógrafo del escritor, Fernando Gómez Aguilera, y la doctora Lanza, también amiga personal.

La comitiva llegó al aeropuerto procedente del pueblo de Tías, en el municipio del mismo nombre, situado a unos cinco kilómetros, donde vivía el escritor desde 1993 y donde se instaló su capilla ardiente en la biblioteca de la fundación a la que daba nombre.

Los vehículos que acompañaron al féretro se desplazaron hasta el aeropuerto escoltados por sendos coches de la Policía Local de Tías, que los condujeron hasta la terminal de carga.

AVIÓN ENVIADO POR PORTUGAL

Desde allí, la Guardia Civil los acompañó hasta la pista, donde aguardaba el avión enviado por el Gobierno de Portugal para repatriar el cadáver del Nobel.

En primer lugar fue introducido en la bodega trasera del avión el ataúd con los restos mortales de Saramago y, momentos después, subió a la nave la comitiva que encabeza la ministra de Cultura lusa y que le acompañará en su trayecto hasta Lisboa.