Fernando Trueba estaba ayer tranquilo. El baile de la victoria , su regreso a la ficción tras siete años después de El embrujo de Shanghai , no compite por la Concha de oro del Festival de San Sebastián. El cineasta madrileño mostró ayer su película en el certamen, pero fuera del concurso. Y eso elevó el relax. "El cine es un mundo muy competitivo, pero la verdad es que no hay nada menos competitivo que el arte", razonó.

Sin embargo, Trueba sí se tuvo que enfrentar a la prensa especializada, que no se arrebató ante su nueva cinta, una de las más ambiciosas y libres de su carrera, y que ha sido elegida por la Academia del Cine precandidata a los Oscar. Ya se sabe que los críticos son más partidarios de los susurros y las emociones contenidas en la pantalla. El baile de la victoria es todo lo contrario: romanticismo a raudales y sentimientos desbocados. Como siempre, será el público el que emita el veredicto final. Eso sí, hay que esperar. Se estrena en diciembre.

UN VETERANO LADRON El filme --basado en la novela de Antonio Skármeta-- está ubicado en Chile y narra la historia de un joven pillastre, interpretado por una promesa del cine, Abel Ayala, y un veterano ladrón de bancos a quien da vida Ricardo Darín. Ambos salen de la cárcel por una amnistía a presos sin delitos de sangre y sus vidas se cruzan. En medio, aparece una misteriosa bailarina, víctima de la brutal dictadura militar.

Trueba no es de eso que lee libros y piensa en películas. Pero le pasó todo lo contrario con la novela de Skármeta. "Cuando me quedaban 70 páginas del libro ya tenía la cabeza llena de cine. Veía hasta los planos", explicó. Después vino el siguiente paso: escribir el guión.

el cineasta está acostumbrado a escribir a cuatro manos (con las de Rafael Azcona redactó Belle epoque y se llevó un Oscar). Pero esta vez ha compartido el trabajo con su hijo Jonás. Es la primera vez y, a lo mejor, no la última. "Nos hemos entendido muy bien. Los oficios ya no se pasan de padres a hijos, pero es muy bonito que logres trasmitir a los tuyos el amor por tu trabajo. Si vuestros hijos (dijo dirigiéndose a los periodistas) heredan vuestra profesión, significa que no les habéis transmitido la repugnancia de vuestro oficio", explicó con sorna Trueba, que, al igual que el combativo Alex de la Iglesia, no se corta en despotricar cuando lee titulares catastrofistas sobre el cine.

El baile de la victoria mezcla humor y tragedia. Su intención es la de provocar emociones y, aunque tiene trasfondo político, está claro que a Trueba no le interesan los ejercicios intelectuales. El quiere que el público vaya al cine a soñar no a ver telediarios. Tampoco le interesó ayer entrar al trapo cuando recibió de boca de una periodista una pregunta sobre lo que ella considera "represión en Euskal Herria". Subrayó que nada justifica la violencia. "Detesto especialmente la violencia ideológica.Un acto violento para defender una idea es del todo injustificable".