Viviane Hagner lleva consigo un Stradivarius de 1717. Como otros tantos intérpretes, su vida se resume en un nomadismo musical. El viernes pasado actuaba en San Petersburgo, dentro de una gira con la Seoul Philarmonic Orchestra, que la ha llevado en días previos a Alemania y Chequia. Tras los dos conciertos previstos hoy y mañana en Extremadura se tomará un descanso hasta el 20 de julio, en que reaparecerá en Londres.

La intérprete alemana cerrará la novena temporada de la Orquesta de Extremadura en el Gran Teatro de Cáceres y el palacio de congresos de Badajoz a las 20.30 en ambos casos. En su actuación extremeña interpretará el Concierto para violín de Glazunov, terminado en 1904, y que, según la Oex, cierra la etapa de las obras maestras del compositor ruso, que a partir de 1906 se dedicó más a la formación y menos a la creación.

Nacida en la localidad alemana de Munich en 1977, de un padre alemán y una madre coreana, Viviane Hagner debutó a los 12 años como violinista. Desde entonces ha participado regularmente en conciertos con las principales orquestas, como la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Chicago o la Filarmónica de Nueva York, bajo la dirección de Daniel Barenboim, Claudio Abbado o Zubin Mehta.

Ha estrenado dos conciertos de violín (de Unsuk Chin en 2002 y de Simon Holt en el 2006) y su discográfica la componen dos grabaciones con música de Bach, Beethoven y Bartok, entre otros compositores. En una entrevista en el 2008 en el Boston Globe , declaraba que le encantaban las películas clásicas y que le gustaría disponer de tiempo para aprender idiomas y estar con su familiar y amigos.

En la segunda parte, la formación extremeña dirigida por Jesús Amigo, propone la décima sinfonía de Shostakovich, uno de los compositores rusos más importantes de la historia musical. A pesar de ser contemporáneo del nacionalismo musical dominante entonces su Rusia natal, no puede encasillarse en esta corriente.