Ha vendido 800.000 ejemplares de su primera novela en Italia y no escribe ni sobre misterios esotéricos, ni de amores con happy end ni de tragedias durante la Segunda Guerra mundial. Es Paolo Giordano, un físico teórico que ha ganado el prestigioso premio Strega a los 26 años con La soledad de los números primos .

Formado en Estados Unidos, apadrinado entusiásticamente por Andrea Camilleri, tiene a Raymond Carver y a David Foster Wallace (fallecido el pasado mes tra suicidarse) como referentes literarios. La gran apuesta de Edicions 62 para la próxima primavera se reunió ayer en la Feria del Libro de Fráncfort con sus editores internacionales (en castellano, Salamandra) para preparar un sonado lanzamiento en todo el mundo.

La soledad de los números primos es una historia triste de dolor, culpa e incomunicación que contiene una alegoría matemática y discretísimas y nada pedantes referencias científicas. Los dos protagonistas, un brillante autista que vio desaparecer a su hermana gemela, deficiente y de la que estaba a cargo, y una joven traumatizada por un accidente de esquí, dan vueltas entre sí sin atreverse nunca a decir que sienten el uno del otro. Como los llamados números primos gemelos, indivisibles y separados por una sola cifra (como el 17 y el 19), los personajes son incapaces de hablar entre sí.

CIENCIA Y LITERATURA En una conversación con este diario, Giordano defendió la compatibilidad entre ciencia y literatura, y entre ciencia y sentimiento (aunque aún le ruboriza la comparación con su paisano turinés Primo Levi o el neurólogo Oliver Sacks). Porque, según él, también siente emoción "ante los cálculos, y el alma de las matemáticas" y porque, al fin y al cabo, la formación científica no tiene por qué ser un inconveniente, sino todo lo contrario, para describir la realidad. "De hecho, me extraña que a alguien le extrañe, porque creo que es imprescindible una formación científica", señala.

Giordano cree que incluso con el acelerador de partículas se puede hacer poesía. Se pone épico cuando empieza a elogiar "el mayor esfuerzo científico hecho en los últimos 20 años" y lírico cuando aventura "lo bello que puede ser descubrir cosas que cambien nuestro modo de pensar". Su primer cuento partía de paradojas de la física cuántica.

Nada más diferente que los libros del cantante Eros Ramazzoti de las letras italianas, Federico Moccia. Aunque también ha acabado llegando a a juventud. "En mi caso es distinto, primero el libro ha convencido a la crítica y ha acabado llegando a los jóvenes a través de la recomendación de padres y profesores".