La Unesco evidenció ayer que la cultura es un eficaz esperanto capaz de convertir una alborotada torre de Babel en un conjunto que se mueve al unísono en pos de la tradición de los pueblos. Traducción: la declaración como patrimonio inmaterial de la humanidad del flamenco, los castells, el canto mallorquín de la Sibil la, la dieta mediterránea y la cetrería mostró ayer al mundo la diversidad cultural de España, y también la apuesta coincidente de las tierras que la conforman por mantener vivas sus propias identidades.

La quinta reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, celebrada en Nairobi (Kenia), empezó con un discurso premonitorio pronunciado por la directora general de la Unesco, Irina Bokova: "Cada uno (de los elementos inscritos en el prestigioso grupo) es un testimonio de la gran diversidad de la humanidad, así como de su unidad", dijo. En esos momentos, la lista de patrimonios inmateriales estaba formada por 166 manifestaciones culturales, entre ellas la Patum de Berga, el silbo de la isla canaria de la Gomera, el Misteri d´Elx y los tribunales de regantes de Valencia y Murcia. Horas después, la nómina se amplió a 212 integrantes, al ser admitidos 46 de los 47 candidatos. La técnica de esculpido en piedra de las Khachkars de Armenia fue la única que no logró la inclusión en el pleno de ayer y se debatirá en la sesión de hoy.

Para la ministra española de Cultura, Angeles González-Sinde, la distinción colocará a las galardonadas "en el punto de mira internacional" y les dará "visibilidad y promoción". La ministra aclaró además que gobiernos e instituciones deberán velar por que esas tradiciones "no se alteren y sigan evolucionando con un respeto a la pureza", afirmación que enlazó con una mención al flamenco, del que recordó que no siempre ha vivido momentos de "bonanza" y "legitimación social y cultural".

Precisamente, el arte jondo ya optó en el 2005 al reconocimiento de la Unesco, pero fracasó.

POR FIN Aunque muchos consideran que el reconocimiento otorgado por la Unesco al flamenco llega tarde, los intérpretes de este género celebraron ayer que "por fin" sea Patrimonio Intangible de la Humanidad, distinción que ya tenían el fado y el tango. "La noticia es extraordinaria porque se ha oficializado la importancia de este arte universal", destacó Carmen Linares, la gran dama del cante. Espera que a partir de ahora "se valore la calidad musical del flamenco, que se proteja y que tengamos ayuda para que no se pierda". "Hay que celebrar que finalmente la Unesco haya dado este gran paso para este arte sin fronteras y del mundo entero desde hace mucho tiempo", declaró el cantaor madrileño Diego el Cigala.

Mientras, su colega el onubense Arcángel pide que se aplique al jondo tanto rigor como imaginación, ya que lo importante ahora es aprovechar el espaldarazo de la Unesco para divulgar el flamenco. "Ya era hora", proclamó la veterana bailaora Cristina Hoyos, directora del Ballet Flamenco de Andalucía. "Cuanto más apoyos tenga el flamenco, más reconocido conseguirá ser mundialmente, y más se interesará la gente por él, lo que repercutirá en el trabajo de todos".

"El flamenco es eterno", sentenció el cantaor José Mercé, al que el comunicado de la Unesco le provocó "una hemorragia de satisfacción muy grande"

Sara Baras recordó que el flamenco estuvo "muy desprestigiado" en una época. "Aun teniendo unos artistas increíbles, había quienes no consideraban esto como un arte, y yo creo que lo ha sido siempre", lamentó la bailaora.