El sueño de la niña que quiere ser princesa ha inspirado los modelos del único español en el calendario oficial de la pasarela parisina, Josep Font para la colección de mujer para la primavera-verano del 2007, presentada ayer en el marco de la semana del prªt- -porter de París. Tras su brillante debut del año pasado, Font se afianzó ayer en la capital mundial de la moda.

Un día gris, ventoso y muy otoñal puso el contrapunto al luminoso y colorista desfile de Font, entre los desfiles de Chanel y Castellbajac, en el concurrido Carrousel del Louvre. Un entorno más sobrio que el Moulin Rouge, donde se estrenó un domingo por la mañana. Ayer lo hizo a mediodía, en prime time , en medio de una gran expectación. Incluso se esperaba la asistencia de la prestigiosa crítica de moda del International Herald Tribune Susy Menkes, cuya opinión puede hacer subir o bajar las acciones de una marca. Al final, su asiento lo ocupó otra persona.

FRANCIA IGNORA A CIBELES Quien sí se asomó al desfile fue Jean-Charles de Castelbajac. El diseñador francés pudo comprobar que el modisto Font sigue sus propios dictados ajeno a la oleada minimalista que ha invadido la pasarela parisina. Una veintena de jovencísimas y escuálidas modelos --París no ha querido seguir el ejemplo de Cibeles y Font prefirió guardarse su opinión en torno al debate sobre la exigencia de un peso mínimo a las maniquís-- representaron el papel de esas princesas sin reino , el nombre de la colección.

"He querido explicar la historia de la niña que sueña con ser princesa, se viste con la ropa de su madre y se mira al espejo", comentó Font tras el desfile. Aunque el propio modisto subrayó que "en la realidad son mujeres luchadoras", de su época. El modisto, de 39 años, juega a recrear su universo infantil con vestidos llenos de fantasía, vaporosos y etéreos como los sueños.

Faldas abullonadas, muy cortas, y ajustados pantalones se conjugan con mini-chaquetas. Tejidos ricos en los vestidos, cortos y ajustados por un lado, escotados y larguísimos por otro. Y una espectacular novia con pantalón. Tras el desfile, nada de festejos, el diseñador, que solo va a París "a trabajar", soñaba con volver a casa, con su gato.