Los estudios sobre los restos del heredero de los Médici, Francesco I, y de su mujer, Blanca Cappello, han servido para desvelar uno de los grandes misterios del Renacimiento italiano, ya que no murieron de malaria, como se creía, sino que fueron envenenados con arsénico. La muerte del heredero de los Médici tras 11 días de agonía y de su esposa 11 horas más tarde había sido un misterio.