El diseñador valenciano Francis Montesinos ha abierto la segunda jornada de Pasarela Cibeles con un homenaje a las carreras de coches y a la F-1, y ha vestido a sus mujeres, siempre modernas y libres, con sedas y volantes al viento. La colección otoño-invierno 2008/2009 de Montesinos se ha decantado tanto por el mundo del sport, con tejidos engomados y tecnológicos, como por el universo de la elegancia que aportan las telas más vaporosas, en las que no faltaban los encajes y las transparencias.

El azul eléctrico, el rojo y el amarillo se han unido al negro para unos minivestidos, faldas de marcada cintura y leggins con un estampado de coches, banderines y fuego, cremalleras y hebillas, que reinarían en el circuito más glamouroso. El tejido vaquero ha sido trabajado por Montesinos en trajes de chaqueta de falda y bermudas, en negro o a rayas blancas y negras. Con todo ello no han faltado los bolsos cartera, los anchos cinturones a juego y las botas altas. El punto, uno de los tejidos fetiches de Montesinos, aparece en su nueva colección con rayas horizontales y verticales, a través de amplios abrigos, grandes chaquetas, chalecos de cuello alto y larguísimas bufandas, en gris y rosa salmón, azul y morado, gris y burdeos, rojo y negro o en blanco y negro.

Los vestidos de Montesinos para la mujer del siglo XXI llegan a la rodilla y apuestan por la manga corta, velada por los guantes "Gilda", que han sido una constante en este primer desfile de hoy. Para sus femeninos vestidos, una de las prendas más exhibidas por las modelos, Montesinos se ha inspirado en los encajes, los volantes, las transparencias e incluso en las plumas. Vaporosas mangas y cuellos competían en los vestidos largos con colas sin final.

El negro ha dado paso, en ocasiones, al gris y, especialmente, al rojo pasión, que ha sido el protagonista de una línea de vestidos largos donde el diseñador mediterráneo sólo ha añadido como detalle la hoja de laurel de los vencedores, en plata o en oro. La atrevida novia que ha cerrado el desfile únicamente vestía su cuerpo con una transparente seda blanca y una amplísima capa que cubría su cabeza con un original y exhuberante toque en la cabeza de hojas de laurel plateadas.

Un pletórico Francis Montesinos ha salido a saludar como si fuera un Fernando Alonso en el podio y ha descorchado una botella de champán, salpicando al numeroso público que ha seguido su desfile, y entre el que no faltaba una de sus musas, la modelo Paola Dominguín.