Eduardo Gallarza, economista de profesión, novelista por afición, sin interés alguno, afirma, por intercambiar ese orden, acaba de publicar Verdades como sueños , obra ganadora de la primera edición del Premio Mario Lacruz, convocado por Ediciones B y fallado el 4 de noviembre. La novela contiene elementos de intriga, pero sin caer en este género, y está montada a partir de dos narradores muy distintos, desubicados, que alternan realidad y ficción sin que el lector sepa a quién corresponde una y otra.

Gallarza (Madrid, 1962), hijo de padre diplomático, ha residido en Francia, Ghana y Yugoslavia. Escritor tardío, publicó El soviet de los vagos (Lengua de Trapo), su primera novela, en el 2000, traducida ya al francés. De formación literaria francesa, se reconoce lector esporádico de la novela española contemporánea y considera que en este país "se publican muchos libros, pero se lee poco". Se dice poco vinculado a los círculos literarios y se juzga autor de escritura lenta, en las pocas horas que le permite su trabajo en una empresa madrileña.

Rosa Montero, miembro del jurado del Mario Lacruz, agotó ayer los adjetivos admirativos para definir Verdades como sueños obra que, en su opinión, "no pasará desapercibida". La novela transcurre en un país innominado de los Andes y en Londres, y tiene dos personajes centrales, un francés afincado en España y una inglesa de origen eslavo, inválida, encerrada en un hotel pero al tanto de todo. El es indiferente al mundo y se deja llevar; ella está empeñada en controlar lo que sucede a su alrededor. Al final, la verdad de uno se sustentará en la irrealidad del otro, como en la vida misma.