El paraíso de los moteros tuvo el miércoles un visitante de excepción. George Bush estuvo en el Centro de Operaciones de Vehículos Harley-Davidson, en Pensilvania, durante un acto que tenía como objetivo que el presidente conociera de primera mano cuál es la situación de la economía estadounidense.

Guiado por los directivos de la fábrica, George Bush caminó por pasillos repletos de tanques de gasolina, tubos de escape y brillantes carrocerías de motocicleta, vestido con un elegante traje y unas modernas gafas de sol de cristales azulados. Como un niño que va de excursión, ajeno a todo, el presidente bromeaba con los trabajadores de las líneas de montaje y acabó admirando varias motocicletas de colores del modelo Softail. Pero el momento estelar de la visita se produjo en el Roller Test , dispositivo que sirve para probar el funcionamiento de las motos mientras están estacionadas. Entonces, un George Bush sonriente subido en una Harley-Davidson Softail Deluxe azul y blanca hizo rugir el motor varias veces.

"Estoy impresionado por la calidad de los productos", dijo el presidente de Estados Unidos. "Le dejaré a Josh Bolten su jefe de gabinete que las conduzca". Pero si Bush sintió en algún momento la tentación de llevarse una Harley a su rancho, todavía tendrá que esperar un poco. Según informó Bolten, a pesar de ser el hombre más poderoso del mundo, el servicio secreto no permitiría que George Bush diera un paseo en moto. El riesgo es demasiado grande. Quizá cuando deje de ser presidente podrá correrlo.