Durante el siglo XIX, los museos españoles no registraban colas kilométricas ni diseñaban programaciones sucesivas en cada temporada para dar a conocer la producción de dentro y fuera de sus fronteras. Eran como grandes almacenes, eso sí, grandemente reputados, y visita obligatoria de artistas y diletantes, pero en mucha menor proporción de gentes del común.

El turismo no era aún una moda, aunque sus orígenes se encuentran precisamente en esa época. De manera que para no descuidar la labor de difusión cultural, el Estado se preocupaba de hacer llegar las grandes obras del arte español a la gente común en una proporción mayor a la de los visitantes de los museos. Y este es el origen de una de las grandes colecciones de grabados realizadas precisamente en el siglo XIX, de la mano de José Madrazo.

LA COLECCION DEL REY Sus trescientas estampas componen la Colección litográfica de los cuadros del Rey de España y la Colección de Vistas de los Sitios Reales . Se editaron en cuatro volúmenes y uno de ellos se conserva en el Museo de Bellas Artes de Badajoz. Constituye el fondo más numeroso de su colección de grabados, y desde ayer puede verse en las salas del centro pacense en una exposición que recoge prácticamente toda la obra gráfica que conserva el museo, 494 estampas.

La muestra sucede a otras anteriores de pintura y escultura del propio centro expositivo, que ha ido dando a conocer de este modo sus fondos artísticos.

Aún queda pendiente una última exposición de dibujos y acuarelas, explica Román Hernández Nieves, director del museo.

Hernández Nieves resalta la importancia de la colección de grabados de Madrazo. "Ni siquiera el Museo del Prado posee una completa como esta".

José de Madrazo, pintor de cámara de la monarquía, fue el promotor de ese proyecto de reproducir a través de litografía los cuadros de la colección del rey conservados en el Real Museo de Pintura, el actual Museo del Prado.

Las obras más famosas de Velázquez, Zurbarán, Tiziano, Rubens o Teniers fueron compuestas en cuadernillos (que fueron saliendo entre 1826 y 1837) distribuidos entre numerosas instituciones. Y de esta forma posiblemente llegó a Badajoz una de las tiradas de esta obra, según Hernández Nieves.

Este fondo pasó a manos del Museo de Bellas Artes de Badajoz gracias a la donación que hizo el propietario de la colección, el colegio público San José de Calasanz de la capital pacense en 1999. Es una muestra de cómo ha ido formándose el catálogo