La Nueva gramática de la lengua española , que ayer llegó a las librerías, es una obra "integradora" que permitirá a los hispanohablantes comprobar "lo que comparten con los demás" y lo que es propio de su país, y supone "un gran ejercicio de las 22 Academias al servicio de la unidad de la lengua".

En estos términos se expresan Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, y el ponente de esta gran obra de referencia, Ignacio Bosque, tras once años de desvelos y trabajos.

Editados por Espasa, los dos tomos (Morfología y Sintaxis) que ahora ven la luz tienen 4.000 páginas, pesan casi cinco kilogramos y cuestan 120 euros.

Dentro de tres meses se verán completados por el de la Fonética y Fonología, y que irá acompañado de un DVD con las pronunciaciones del español en los diferentes países.

Esa es la "gramática oficial, la de referencia", García de la Concha afirma que "cualquier lector verá que cada cuestión se explica con meridiana claridad y que se pone primero lo que es común a todos los hispanohablantes y luego la variedad".

"La Gramática es descriptiva y normativa, y recoge lo mejor de lo tradicional y lo más importante de lo contemporáneo", explica Bosque, catedrático de Filología Española de la Universidad Complutense.

Al ser normativa, se dice con claridad lo que es correcto o incorrecto, aunque de forma "menos tajante" que en el Diccionario Panhispánico de Dudas, y se especifica qué usos son propios de América y qué otros lo son de España.

´IR POR´ Por ejemplo, en Hispanoamérica se rechaza la construcción ´a por´ ("ir a por hielo"), utilizada en España, y se prefiere decir ´ir por´ (´voy por tabaco´). Y el ´cine de suspense´ tan común entre los españoles es ´cine de suspenso´ al otro lado del Atlántico.

El español actual está muy presente en los 40.000 ejemplos que ilustran los diferentes apartados de la nueva Gramática. La mitad de ellos han sido extraídos de 3.767 obras de escritores de todos los países hispanohablantes y de 307 cabeceras de periódicos y revistas.

La anterior Gramática académica era de 1931 y apenas cambiaba la de 1917. Además, no tenía casi en cuenta el español de América. Ha tenido que pasar casi un siglo para que se hiciera realidad "el sueño" de elaborar una gramática entre las 22 Academias. Las nuevas tecnologías lo han hecho posible y, sobre todo, las innumerables horas de trabajo que estas instituciones han dedicado al proyecto.