El embalse de Orellana se sitúa al noreste de la provincia de Badajoz, extendiendo sus aguas desde las cercanías de la localidad de Orellana la Vieja, donde se ubica la presa, hasta la Sierra de Puerto Peña, donde el Guadiana es regulado de nuevo por el embalse de García Sola. La extensión de 42.600 hectáreas, suma al embalse la adyacente Sierra de Pela. Este espacio está clasificado además como Zona de Especial Protección para las Aves. Nos adentramos en un espacio natural impresionante para disfrutar el fin de semana.

El embalse de Orellana es el más grande de los situados en el tramo medio del río Guadiana, estando regulado más arriba por los de García de Sola y Cíjara. Es la única zona húmeda de Extremadura que pertenece a la lista de humedales de importancia internacional establecidos en el Convenio de Ramsar, junto otros lugares tan renombrados como Las Tablas de Daimiel, Doñana o Delta del Ebro.

La Sierra de Pela es una inmensa sierra-isla en medio de un paisaje muy variado de vega y llanura, en que se alternan los cultivos de regadío, campos de cereal, pastizales, dehesas y matorrales, siendo uno de los enclaves que acapara mayor biodiversidad de Extremadura. Hacia el sur, los extensos pastizales de La Serena, realzan la recortada silueta de la sierra que emerge de la penillanura.

La superficie es de 42.600 hectáreas, incluyendo los términos municipales de Orellana la Vieja, Orellana de la Sierra, Acedera, Navalvillar de Pela, Casas de Don Pedro, Talarrubias, Puebla de Alcocer, Esparragosa de Lares y Campanario.

Historia

A nivel histórico merece especial mención los restos de la villa romana de Lacimurga, situada en las orillas del embalse, justo en el paraje conocido como Cogolludo , donde una gran apretura rocosa estrecha el cauce del río.

Las ruinas corresponden a un numeroso grupo de viviendas que debió ser el centro comercial de las construcciones rurales asentadas a lo largo de las vegas del Guadiana en aquellos tiempos. También son significativas las pinturas prehistóricas existentes en numerosos abrigos de la sierra, sobre cuarcitas, así como los restos de castros celtas, de los que se conservan sólo vestigios.

Naturaleza

La Zona de Especial Conservación aúna tres ecosistemas muy diferentes pero muy relacionados entre sí, que son: la sierra, las dehesas, el embalse y los pastizales de pseudoestepa.

Fauna

Destaca la elevada presencia de cigüeña negra que, sólo en Puerto Peña, llegan a nidificar 4 parejas. Las colas del embalse, son uno de los lugares de mayor importancia mundial para la especie, con concentraciones de más de 120 ejemplares en la migración postnupcial.

En el embalse las especies más frecuentes son anátidas, llegando a constatarse la presencia de más de 17.000 aves, principalmente ánade real, ánade friso, cerceta común, ánade silbón, pato cuchara y porrón común y porrón moñudo.

Algunos años entran a dormir en sus orillas miles de grullas comunes procedentes de los regadíos y dehesas circundantes, especialmente en los años de sequía. Las concentraciones de gaviotas son también espectaculares, coexistiendo dormideros de gaviota reidora y de gaviota sombría que superan conjuntamente los 20.000 ejemplares.

Las islas centrales del embalse, algunas de pequeña superficie, acogen en primavera nutridas colonias de aves acuáticas, destacando las de pagaza piconegra, canastera, cigüeñuela, charrancito y chorlitejo patinegro, siendo objeto de una especial protección por ser muy vulnerables a la presencia humana.

En los pastizales naturales, se observa sin dificultad especies estepáricas como avutarda, sisón, ganga, ortega o alcaraván. En las parcelas cultivadas de cereal, especialmente en las proximidades de Puebla de Alcocer existen colonias aguilucho cenizo. Otras especies de aves frecuentes en la zona son águila perdicera, buitre leonado, águila culebrera, milano real, alimoche, cernícalo primilla y elanio azul.

Flora

La Sierra de Pela presenta una densa vegetación en sus laderas de bosque y matorral mediterráneo, siendo las encinas y los alcornoques las especies arbóreas dominantes, presentando en algunas zonas una densa vegetación acompañante de madroño, durillo, lentisco, coscojas, labiérnago, torvisco, romero, olivilla, jaras, brezo rojo y rusco, así como especies trepadoras como hidra o nueza negra.

En las partes más soleadas son muy frecuentes los acebuchares, así como los coscojares acompañados de esparraguera blanca y aladierno.

La parte baja de las laderas, está ocupada mayoritariamente por olivares, algunos de ellos de gran belleza por su antigüedad y robusto porte de los árboles. Otras zonas están ocupadas por repoblaciones de eucaliptos y pinos. Las dehesas ocupan principalmente la zona este del espacio, entre Navalvillar de Pela y Puerto Peña, alternando con parcelas de cultivos de cereal. Las dehesas son mayoritariamente de encinas, presentando manchas de matorral especialmente en lindes y bordes, con retama, cantueso, jaguarzo, ahulaga, piruétano, majuelo, jara morisca y jara crispa.

En los roquedos, especialmente en Puerto Peña y en las cimas de Sierra de Pela, son muy frecuentes los enebros. El embalse carece de vegetación de ribera en su mayor parte, ya que las fluctuaciones en el nivel de agua lo hacen imposible. No obstante, en la cola, cerca de la presa de García de Sola, el río recobra su aspecto natural y surge una densa vegetación de atarfes, adelfas, tamujos, chopos y sauces que cubren las orillas y las islas.

En la mitad sur, al otro lado del embalse, desaparece casi por completo el arbolado y los pastizales naturales con cultivos de cereal, como antesala de La Serena. Los pastizales presentan gran variedad de gramíneas, especialmente en los majadales creados por el redileo tradicional con el ganado ovino y los principales elementos leñosos son las retamas y cantuesos.