Oscar y Hollywood son términos cada vez menos inseparables. Cuando faltan menos de 50 días para el anuncio de las candidaturas, lo que antes fue la meca del cine y últimamente era una mina de oro pierde peso a la hora de hablar de favoritos para unos premios que no sólo dan prestigio sino importantes beneficios económicos.

Salvo The aviator , el esperado último trabajo de Martin Scorsese sobre el magnate Howard Hughes, y Los increíbles , la nueva maravilla animada de Pixar, apenas hay películas de gran presupuesto (en torno a los 100 millones de dólares) en las apuestas que circulan para las categorías principales.

Con el fracaso de crítica y público de películas como Alejandro , de Oliver Stone, los nombres que más suenan son referentes independientes y extranjeros; y en este último caso, ante todo, españoles.

La película de Alexander Payne Sideways , por la que muchos auguran una candidatura de mejor actor para Paul Giamatti, entre otras, domina en las nominaciones de los premios Espíritu Independiente y a la vez está en todas las quinielas para los Oscar. Costó 12 millones de dólares (unos 9 millones de euros), menos de una décima parte que lo que se invirtió en Alejandro .

El cine de autor, antes relegado a salas de arte y ensayo, quizá no llegue a las multisalas ni aparezca en las listas de recaudaciones millonarias pero se ha ganado un hueco en los corazones de una Academia algo vieja y tradicional pero rendida a la evidencia. Y si nadie duda de que Jamie Foxx será nominado por su interpretación de Ray Charles en Ray y Annete Benning por Conociendo a Julia , a pocos se les escapa la inevitable lectura de nombres como Imelda Staunton (Vera Drake ) y, quizá, Catalina Sandino Moreno (María, llena eres de gracia ) el 25 de enero.

Tampoco hay quien dude de que Mar adentro figurará entre las cinco candidatas al Oscar a película de habla no inglesa. Pero, además, muchos creen en las posibilidades de que Alejandro Amenábar y Javier Bardem y La mala educación aparezcan en las categorías generales.