La rotonda en espiral del Guggenheim Museum de Nueva York explica la historia de una rebeldía. En la fachada principal del museo, generalmente dedicada al arte del siglo XX, asoma una reproducción de una pintura del extremeño Francisco de Zurbarán con cinco monjes ascéticos de hábito blanco que certifican un milagro. Y en su interior, contraviniendo todas las reglas de la cronología histórica, dialogan El Greco con Miró; Picasso con Goya; Velázquez con Dalí. Lo grotesco, lo absurdo y lo siniestro se perpetúan a lo largo de cinco siglos, conformando el espíritu español que se expresa mediante la pintura.

Un total de 135 cuadros, sin incluir el goya robado durante el traslado desde Toledo (Ohio) a Nueva York, integran la exposición Pintura española de El Greco a Picasso: el tiempo, la verdad y la historia que ayer inauguraron los duques de Lugo. El subtítulo alude al nombre de un cuadro de Goya y a las preocupaciones eternas de los pintores, empeñados en atrapar la realidad para inmortalizarla y rebelarse contra el olvido. Organizada por el Guggenheim y por la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (Seacex), la exposición se concibió en 1999, pero tuvo que aplazarse ante las amenazas del terrorismo y las dificultades en obtener préstamos.

BLOQUES TEMATICOS "En esta exposición se muestra el arte español por primera vez de manera novedosa y revolucionaria", señaló a este diario Carmen Giménez, conservadora del museo y comisaria de la muestra junto con Francisco Calvo Serraller. "El diálogo con la arquitectura del edificio de Frank Lloyd Wright es espléndido y permite que las obras luzcan de manera extraordinaria. Miró, Picasso y Dalí saltan de sus contemporáneos y se van a sus antepasados", agregó. Calvo Serraller, por su parte, dijo que "este proyecto no ha querido ser una historia del arte español, sino explicar qué significa lo español en el arte". El historiador pretende formular la definición de una "identidad española" examinando el mejor arte de los últimos 15 siglos mediante bloques temáticos. Bodegones, sangre y arena (toros), el mundo doméstico, mujeres llorando, vírgenes y madres, infancia, desnudos, caballeros y fantasmas, monjes y monstruos son los principales temas presentes.

Si ya los enunciados son sugerentes, los contenidos que se van descubriendo en la rampa circular dejan literalmente con la boca abierta. La costurera de Velázquez (1640) se presenta junto a Mujer planchando de Picasso. Los infantes Don Felipe y Doña Ana de Pantoja de la Cruz (1607) se contrapone a Dos niños, Claude y Paloma , de Picasso (1950). La Virgen del Rosario , de Murillo (1650) se equipara a La Madonna, de Port Lligat (1949), de Dalí.

Para obtener este panorama, los organizadores han logrado importantes préstamos de coleccionistas privados. En la lista internacional de museos que encabezan el Prado y el Reina Sofía figuran el MNAC y el Museu Picasso de Barcelona.