La cantante, compositora y productora Susanne Sundfør es una estrella en su Noruega natal, donde funcionan igual de bien sus discos más bailables y los trabajos más experimentales. El secreto, quizá: esa voz sublime.

--Su nuevo disco es el producto de un viaje que la llevó por diversos continentes y paisajes contrastados, de Corea del Norte a la selva amazónica. ¿Huía de algo?

--Huía… ¡de Europa! Quería explorar otros lugares, ver cosas diferentes, hacer fotografías… Poder capturar imágenes que pronto quizá no existirán. Los deslizamientos de tierra son constantes en Nepal, por ejemplo. Y el nivel del río Amazonas sigue creciendo peligrosamente.

--Cuando un músico viaja a lugares llamémoslos exóticos, suele traerse ritmos y sonidos locales en la mochila e incorporarlos a su paleta. Pero este disco no es un ‘melting pot’. Es lo más esencialista que ha hecho.

---Cuando viajaba, no iba buscando música, sino fotos. En realidad no exploré las escenas locales. Quizá vuelva y lo haga, algún día. Musicalmente, buscaba algo minimalista, lo más esencial posible.

--¿Planea profundizar en este minimalismo?

--No lo sé. Ahora mismo no tengo música en mi cabeza.

--Algunos también nos pirramos por su material más pop. ‘Ten love songs’ pudo llamarse ‘Ten perfect songs’…

--Y a mí me encanta hacer esa música. Con ese disco quería hacer buenas canciones pop. Hacer una buena pieza pop es como cocinar un pastel. Combinas lo dulce y lo amargo en las dosis adecuadas para crear el gusto perfecto. Me encanta comparar música con comida. El jazz es una cena sofisticada. El pop, el postre.

--Un nombre que me viene a la cabeza con ‘Music for people in trouble’ es Talk Talk, el grupo de art-pop inglés de los años 80.

--Son magníficos. Sobre todo ese disco, ¿cómo se titula?, el de [y empieza a cantar] «happiness is easy…».

---The colour of spring.

--Sí. Tiene unos arreglos muy chulos.

--Y también se puede pensar en una casi tocaya como Susanna [antigua Susanna & The Magical Orchestra].

--Somos amigas desde hace años. Y soy fan suya desde hace años. Me encanta cómo se concentra en la calidad del sonido, la melodía y el minimalismo. Es música de una depuración increíble. Creo que ha sido una influencia en este disco, sobre todo para ‘No one believes in love anymore’.

--En ‘Mantra’, canta versos como: «polvo de estrellas en un universo/ eso es todo lo que valgo». ¿Critica el narcisismo moderno, nos recuerda que nadie es la gran cosa?

---La veo una canción positiva. Habla sobre ser una parte pequeña de algo más grande. Todos estamos atrapados en las redes sociales, compitiendo unos con otros. Nos olvidamos de ver lo que tenemos en común.

--Durante un tiempo creí que ‘Oblivion’, su canción con M83 para el filme con Tom Cruise, estuvo nominada al Oscar, pero no. ¿Qué pasó?

--No sé cómo funcionan estas cosas. Yo solo compuse una pequeña parte de la canción y lo canté, y después Anthony [Gonzalez; M83] se encargó de moverlo. Da igual. Al final los Oscar son una cuestión política.