Alos 18, Shakespeare nos enseña que a los amigos que tengas bien probados, has de sujetarlos a tu alma con cercos de acero. A los 40, si lees Hamlet , te explota en la cara. Su soliloquio más famoso (To be or not to be. That is the question ) se ha traducido como "Ser o no ser: he ahí el dilema", "ser o no ser: he aquí la cuestión" , "existir o no existir, ésta es la cuestión" y hasta "ser o no ser, de eso se trata" , como lo hizo Tomás Segovia (que a mí me parece la más certera). Con este parlamento, me contaba Israel Elejalde, ocurre como con el "¿No es verdad, ángel de amor...?" del Tenorio . Que todos lo hemos recitado sin saber qué demonios se dice más tarde. Todos hemos sido Hamlet. Lo difícil es ser Hamlet en las transiciones: en el fingimiento y en la locura. Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser.

Desde Lawrence Olivier a John Gielgud o David Tennant, desde Mel Gibson a Ian McKellen, Kenneth Branagh o Richard Burton y desde Sarah Bernardt a Frances de la Tour, Nuria Espert o Blanca Portillo, todos los actores del mundo, hombres y mujeres, han querido ser Hamlet y han interpretado a Hamlet, pero lo cierto es que hay más Hamlets que actores para encarnarlos. Eso decía Harold Bloom (le han llamado el King Kong de los críticos literarios ), que confesaba no saber hablar de esta tragedia sin poder decir, como Shakespeare, una cosa y la contraria en el mismo justo momento. La realidad y la irrealidad, el amor, el rechazo, la venganza, el dolor más supremo, el miedo, la comodidad de un teatro: Hamlet habla de todo eso. Es, sobre todo, palabra y, por eso, Miguel del Arco, que es absolutamente respetuoso siempre con todos los textos que adapta, ha manejado una veintena de traducciones y luego ha vuelto al inglés y ha escrito y ha reescrito para que podamos adentrarnos en otra visión: en es otra visión de Hamlet que ha recorrido siglos y que ha creado a Freud, a Piglia, a Nietzsche, a Beckett. Que nos ha creado a nosotros mismos, aunque nunca hayamos abierto un libro de Shakespeare.

Presta oído a todos,pero a pocos la voz

La voz se presta, de todos modos, cuando hace falta. "Tengo libre condición, y no gusto de sujetarme" . Eso dice la Marcela, uno de los personajes más hermosos de El Quijote . Cervantes habitó con mujeres así: su madre, por ejemplo, Leonor de Cortinas, se hizo pasar por viuda, dos veces, para pedir un préstamo que sirviera para rescatar a Miguel y a otro de sus hijos, a Rodrigo. Dicen que si esta mujer no hubiera solicitado el dinero, posiblemente el más grande escritor español nunca hubiera llegado a ser tal. Leonor no aparece en Las Cervantas , que es la obra que Inma Chacón y José Ramón Fernández han escrito sobre las mujeres que vivieron con él: no aparece físicamente, pero está. También están Magdalena y Andrea de Cervantes (con su hija Constanza: de Andrea, queremos decir). Nunca se casaron: no eran nobles. Pero recibieron de los hombres con los que mantenían relaciones algunas sumas de dinero que, junto a su trabajo, porque cosían ropa, les permitieron valerse por sí mismas sin entrar en un convento. Alguna ingresó después, pero lo hizo solo cuando ella quiso. Vivían en la capital de España, que era Valladolid por aquellos entonces y hasta allí llegaron Miguel y su nueva esposa, Catalina Salazar, que se encontró con una casa en la que ella no era la señora... y con la hija que su marido había tenido con una tabernera mientras la cortejaba. Allí, en la puerta, matan a un hombre y un juez quiere incriminar al escritor. Esto es un thriller , casi. Pero también nos muestra cómo eran algunas de las mujeres que habitaron el siglo XVII en ese país del que nos enseñó la pasada semana La Celestina cómo perdió la Ilustración cuando comenzó a instaurar el pensamiento y la religión únicos. Se las prefería sumisas: exactamente igual que ahora. Cervantes las dibujó de otro modo: como a Marcela o como a Gelasia: "libre nací y en libertad me fundo" . Y como a Dulcinea, que era, según Sancho, una mujer robusta y fuerte. O la inteligentísima Dorotea. Y no, no estamos hablando de feminismo entendido como la reivindicación de unos derechos iguales y de unas posibilidades más iguales aún: hablamos de reflejar la realidad tal y como era y no como el sistema de pensamiento marcaba.

De eso habla también Licenciado Vidriera : de cómo se construye la realidad y cómo solo la locura (como en Hamlet ) puede a veces desvelarla. Aquí está Diego Ramos haciendo del licenciado y hay danza contemporánea y flamenco, con Alberto Moreno al cante y la guitarra. A este pobre señor, afanado en los estudios, lo hechizan por amor (vamos a llamarlo, más bien, despecho) y cree que es de cristal. Duerme al raso o en pajares, dice la verdad a quienes le preguntan y acaba descubriendo, como muchos, como todos, que la cordura no merece oídos de nadie.

Las Cervantas. Viernes, 24 de junio. 22.30 horas. Plaza de las Veletas (Cáceres).

Hamlet. Sábado, 25 de junio. 21.00 horas. Gran Teatro (Cáceres).

Licenciado Vidriera. Domingo, 26 de junio. 22.30 horas. Plaza de las Veletas (Cáceres).