La cincuenta edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida arrancó ayer a lo grande gracias, entre otras cosas, a la magistral interpretación que el actor argentino Héctor Alterio regaló durante el estreno de Yo, Claudio .

Este valiente montaje --es la primera vez que se adapta para el teatro la obra homónima de Robert Graves-- respeta y condensa el contenido de los dos libros de Graves, puesto que, al igual que la histórica serie de la BBC, incluye también buena parte de Claudio, el Dios, y su esposa Mesalina . El espectáculo se basa en una escenografía sencilla apoyada por elementos multimedia y sustentada en gran medida por el buen hacer de Alterio.

La estrella argentina, en su primera actuación en la arena del teatro romano, confirma --por si a alguien le cabía alguna duda-- que es uno de los más grandes de la escena mundial, y sus compañeros comparan su trabajo con los mejores momentos del mítico Laurence Olivier.

Con su acento argentino suavizado pero nunca escondido, una pantalla gigante permite al público disfrutar de primeros planos de un Alterio que ofrece todo su repertorio de gestos, con una estudiada sobriedad y sin caer nunca en el limbo del histrionismo.

TEMAS ACTUALES Durante las aproximadamente dos horas del espectáculo el protagonista dota de credibilidad una historia en la que el responsable de la adaptación, José Luis Alonso de Santos, se decanta por los elementos del texto que se refieren a la vida personal y emocional del conocido como emperador Clau-Clau-Claudio por su persistente tartamudez, aunque no rehúye la política que le rodea durante toda su trayectoria vital.

Desde su punto de vista el espectador puede encontrar temas tan actuales como la fuerza del destino, la corrupción, el amor, la traición o la lucha por el poder, algo que Claudio observa como un espectador más sin atreverse a plantarse ante la suciedad que le rodea.

Héctor Alterio se mete en la piel de un personaje que destaca por ser idealista, tierno y algo inocente en sus pretensiones. Protegido por sus taras físicas de los enredos de su malvada abuela Livia --bien sostenida por Encarna Paso-- decide hacerse pasar por tonto para sobrevivir.

EMPERADOR SIN QUERER Pese a las traiciones y conjuras, esta es, en resumen, la historia de un republicano convencido que acaba siendo emperador por un extraño capricho del destino. A partir de ese momento tratará, sin éxito, de cambiar el curso de una historia que le supera.

Para facilitar al espectador el seguimiento de una trama complicada y llena de ramificaciones, José Luis Alonso de Santos y el director, José Carlos Plaza, optan por una estructura sencilla y, al mismo tiempo, eficaz, en la que el emperador, ya veterano, es al mismo tiempo protagonista y narrador de la historia.

Entre los actores que rodean a Héctor Alterio destacan, además de Encarna Paso, Israel Frías en su fiel interpretación de Herodes, uno de los mejores amigos de Claudio, y Alicia Agut, la madre que nunca confió en su hijo.

Otro de los puntos destacables es la voz de Sibila, encarnada por Berta Riaza, una actriz muy querida por los seguidores del festival emeritense y que actuó por primera vez en la escena de Mérida en 1959 interpretando la Orestiada , que fue dirigida en esa ocasión por José Tamayo.

Tras su estreno, el Héctor Alterio de Yo Claudio , se perfila junto al director, autor e interprete Darío Fo como la gran estrella del festival de este año.