Dicen que los vástagos de artistas siguen de forma natural sus pasos. Pero no siempre es así. Celia Flores, la hija menor de Antonio Gades y Pepa Flores, lleva cantando toda la vida, aunque hasta hace poco no ambicionaba dedicarse al mundo del espectáculo. Ni ahora se considera ambiciosa. "Sólo lo justo y necesario", afirmó ayer en su primera visita promocional a Barcelona. Viene a presentar su debut discográfico homónimo, a caballo entre el flamenco y el pop, y con una canción escrita por su propia madre, Tangos de Granada .

Sin embargo, si tiene un padre artístico es el productor Paco Ortega. "Ni yo le busqué ni tampoco él a mí. Nos encontramos", asegura. Si ella ha salido a su madre cantando, su hermana María Esteve hace honor a su otra faceta artística como reconocida actriz. "Fue precisamente acompañándola un día al estudio de Paco Ortega para un proyecto que tiene con diferentes actrices cuando surgió todo de casualidad".

Esta malagueña de 24 años trabajaba como delineante y no tiene la más mínima intención de saltar al cine o a la televisión. Tampoco le han propuesto lucir el palmito en las pasarelas. "Me negaría, aquí venimos a cantar. O como mínimo a intentarlo". Ni siquiera tiene pensado cómo vestirá sobre los escenarios. "Hasta ahora las pocas veces que lo he hecho me he puesto lo primero que he pillado".

Curiosamente, el primer sencillo del disco lo ha escrito Si- món Cortés, autor de aquel Echame una mano que cantaba Niña Pastori. Lleva por título Un consejo y habla de jardines de amor y flores. ¿Qué consejos le ha dado su madre? "Que tenga cuidadito y disfrute de las cosas".

DOS MITOS Como otras famosas Flores de segunda generación, ella es hija de dos grandes mitos del siglo XX, no obstante transmite una espontaneidad y simpatía de las que no se encuentran en las salas vip. Sin preocuparse por los paparazzi : "Se aburrirían conmigo. Como no me acompañen al supermercado o al chino a comprar un chándal, no sé que van a sacar de ahí".

Cuando Celia Flores nació, su madre ya había abandonado los escenarios. Y se separó de su padre cuatro años después. "Soy consciente de su obra, pero nunca he visto en ellos ningún mito: yo veo a mi padre y a mi madre".

Tampoco sus amigas del colegio la trataban de forma especial. "Se enteraban cuando ya llevábamos medio curso, y no iban a cambiar entonces".

Celia Flores aún vive en la casa materna ("aunque ya estoy trasladándome", puntualiza), en la que apenas se escuchaban los discos de Marisol. "A mí me gustan especialmente los de flamenco, y en casa siempre hemos cantado juntas", recuerda.