Hotel Ruanda era y es una película necesaria. Lo era porque la comunidad internacional estaba en deuda con el genocidio sufrido por el pueblo ruandés, concretamente la etnia tutsi, en 1994. Lo es porque el espectador de cine puede ver un filme (no un documental) que retrata una historia verdadera con una pizca de ficción, en la que se reproducen unos hechos que avergüenzan al ser humano y que no tuvieron en su momento --ni después-- la difusión necesaria y obligada. Hotel Ruanda se presentó ayer en la Berlinale, al margen de la competición, y fue aclamada por público y prensa, alzándose como el plato fuerte de la jornada.

Tras las primeras proyecciones, los equipos técnico y artístico de la película acudieron a la cita con la prensa. Una sala abarrotada les aplaudió largamente y con entusiasmo. Los aplausos se hicieron aún más intensos cuando se presentó a Paul Rusesabagina, el héroe real en cuyas acciones humanitarias se inspira este filme. Su personaje está interpretado por un creíble Don Cheadle. Sophie Okendo interpreta a su esposa en esta espléndida y conmovedora cinta que ha dirigido con acierto Terry George. Distribuida por On Pictures, se estrenará en España el próximo día 25.

Hotel Ruanda relata el coraje del gerente de un hotel de Kingali, la capital de Ruanda, en los caóticos momentos de la masacre de militares y civiles hutus contra la minoría tutsi: sobornando a militares de rango y jugándose el pellejo Paul Rusesabagina dio cobijo a colegios infantiles y muchas familias tutsis y evitó su descuartizamiento en plena calle y dentro de sus casas. Se calcula que logró salvar a unas 1.200 personas.

CONTACTO PERSONAL "Quería mostrar la valentía de la gente que resistió aquel caos homicida. Al enterarme del caso de Rusesabagina quise hablar con él en persona", señaló ayer Terry George. Esto fue hace tres años. El realizador y el coguionista Keir Pearson se trasladaron a Bruselas a buscar a su hombre y mantuvieron largas conversaciones que fueron el núcleo del guión. El personaje real admitió ayer que el 90% del filme es pura realidad. El resto es la ficción obligada de toda película.

"Resulta raro verse a uno mismo en la pantalla, ver lo que has vivido. Pero también es gratificante porque puede provocar emoción en otra gente y quizá evitar que se pueda repetir una barbaridad como aquella", señaló Rusesabagina. Respondiendo a una pregunta, afirmó quitándose méritos: "Yo no decidí proteger a toda aquella gente. Llegaron al hotel y vi que mi responsabilidad era darles ayuda".

El realizador reconoció que ahora se presta interés a lo que ocurre en Africa. Esta Berlinale ofrecerá más películas sobre el tema. "Lo que pasa es que hasta ahora los filmes localizados en Africa eran todos muy parecidos. No reflejaban la realidad ni los problemas reales. He intentado corregir esta tendencia y hablar de las atrocidades cometidas en estos pueblos y que han sido silenciadas por Hollywood", comentó George. Pero ha tenido el buen gusto de no recrearse en la sangre, aunque era un recurso fácil.

"He querido reconstruir el ambiente de terror colectivo y he evitado mostrar lo inimaginable, esas horribles masacres individuales por vía del machete. Eso no lo podía llevar a la pantalla. Era mejor dejar al público que sintiera, y no viera explícitamente, esa brutalidad; que trabajara su imaginación", añadió.

Por su parte, Don Cheadle indicó que para él fue muy importante tener al auténtico personaje a su lado, tanto antes de empezar el rodaje como en el momento de filmar. "Nos abrió su corazón y su vida y eso me facilitó la tarea. Los pequeños detalles eran muy importantes", aseguró el actor.