Este fin de semana proponemos un viaje para descubrir lugares diferentes, donde naturaleza, historia y aventura se aúnan mostrando una Extremadura atractiva para el viajero. En la Zarza, Hornachos o Quintana de la Serena encontramos restos de nuestras huellas más primitivas.

La Calderita (La Zarza)

En la localidad de la Zarza se encuentran huellas de la presencia romana, así como edificaciones medievales como el castillo, también abundan vestigios y restos de épocas precedentes, se han documentado los poblados de Alanjón, de época calcolítica, y de Holgado, correspondiente al periodo del Hierro I. Es en estas huellas primeras que nos vamos a detener.

Desde la carretera que une La Zarca con Alange, se encuentra un camino que parte a la izquierda de la carretera, junto a un pequeño arroyo, también allí se ubica una señal de la Junta de Extremadura indicando que éste es el desvío en dirección a los abrigos de La Calderita.

Una vez en el abrigo, será vislumbrables los motivos y las figuras distribuidos en varios paneles que ocupan la superficie lisa de la piedra desde una altura muy baja hasta una distancia alcanzable con la extensión del brazo. Algunas figuras se hallan muy deterioradas y son difíciles de ver.

Con el período calcolítico se relacionan las manifestaciones de arte rupestre localizadas en la villa. Se trata de abrigos mayoritariamente ubicados en la zona rocosa de la Sierra de las Peñas Blancas. Esta sierra, que alcanza los 600 m. de altura sobre el nivel del mar, se corona por unos farallones rocosos donde aparecen los abrigos que recogen las manifestaciones pictóricas.

Estas pinturas responden al tipo esquemático, caracterizado por la ausencia de naturalismo al plasmar los elementos representativos, así como la proliferación de motivos geométricos de difícil interpretación. Esto se relaciona con una pintura cuya motivación es la representación conceptual más allá de la simple imitación de la realidad. Podría decirse que los signos, las figuras, los motivos y símbolos son la "escritura" de un lenguaje del que se desconoce la gramática, siendo imposible interpretar su significado. Aparecen representaciones humanas en forma de ancla o ancoriforme, de ramas, es decir con multiplicación de brazos y piernas, o ramiformes; geométricos etc. También se aprecian representaciones zoomórficas e incluso vegetales. Aparecen escenas en las que se relacionan varias figuras antropomorfas entre las que resultan perceptibles gradaciones y jerarquizaciones señaladas con la presencia de elementos añadidos, como ropajes y utensilios. Existen también interpretaciones religiosas, mágicas.

En cuanto a la técnica, estas pinturas se realizan con trazos gruesos y lineales, de color plano, habitualmente ocre rojizo, aunque aparezca el pigmento blanco.

En la Sierra de las Peñas Blancas aparecen numerosos abrigos que pueden vincularse al poblado de Alanjón por el paralelismo cronológico. Son conocidos de antiguo algunos abrigos, pero es en los años 80 cuando se producen una serie de estudios de concluyen con la declaración como Bien de Interés Cultural en 1985 de la mayor parte de ellos.

Abrigo de la Silla

En el término de Hornachos han sido localizados más de doce enclaves arqueológicos dotados de arte rupestre. Todos ellos tienen una cronología similar, centrada en el período calcolítico, pertenecen a la tipología de pintura rupestre esquemática, siendo el esquematismo empleado para dar realce a lo simbólico frente al detalle naturalista. Se trata de pinturas aplicadas sobre la roca directamente con los dedos o con un utensilio a modo de espátula o pincel, de color rojo, realizadas con un pigmento de óxido de hierro mezclado con algún aglutinante líquido, bien agua, bien alguna sustancia orgánica. Los motivos principales que aparecen son la esquematización de figuras tanto humanas como animales.

Para acceder al emplazamiento ha de cruzarse el pueblo hacia la denominada Fuente del Moro, donde ya se encuentran señales que indican la dirección que ha de tomarse. El camino bordea la sierra hasta llegar a un pequeño valle, desde allí habrá que ascender por una fuerte pendiente en la que el camino a menudo se pierde entre pedrizas y monte bajo. El abrigo será fácilmente reconocible ya que se trata de oquedades de gran tamaño.

Las pinturas recreadas en el abrigo de la Silla son también de tipo esquemático y de color rojizo. En el conjunto las figuras que predominan son los antropomorfos (esquematizaciones del cuerpo humano) en las variantes ancoriforme (forma de ancla) y ramiforme (forma de rama para insinuar brazos y piernas). Junto a ellas, existen representaciones zoomorfas (esquematizaciones en forma de animales) además de grupos de barras y digitaciones de compleja interpretación sobre cuyo significado se discute.

El panel quizás más significativo sea el que forman dos figuras antropomorfas de las variedades antes mencionados (tipos ramiforme y ancoriforme) en el que se aprecian figuras formadas por un trazo vertical que es cruzado en tres ocasiones por trazos curvos, dando la apariencia de un ser humano con dos líneas de brazos y piernas, o bien que estas figuras estén adornadas con algún tipo de tocado o indumentaria que permitiría un acercamiento a enseres y vida cotidiana de la época.

Torre de Hijovejo

La Torre de Hijovejo fue construida en pleno llano de la Serena, sobre una afloración granítica compuesta por cuatro grandes bolos que sirve de base. Su apogeo se sitúa en el s.I a.C. Se encuentra situado en un terreno que no es muy adecuado para el uso ganadero y agrícola. Está cercano a la calzada romana y a vías de comunicación más antigua, lo que suele ser general en los recintos tipo torre. Aunque tiene buena visibilidad sobre la zona central de la Serena, Hijovejo no destaca por su posición estratégica. Sin embargo, si se tiene en cuenta su ubicación en el corredor que marca el río Ortigas hacia Medellín, el cuál es el camino natural que desde la protohistoria ha puesto en contacto el sur de la península con el Valle del Guadiana, si adquiere valor desde el punto de vista estratégico.

Su planta es rectangular con recinto perimetral exterior. Su alzado consta de aparejos ciclópeos en los zócalos. El resto del alzado, no conservado, debió ser de tapia y adobe.

El interior de la Torre es muy reducido, está dividido en pequeñas zonas utilizadas para la vigilancia y el almacenamiento. La zona habitable sólo tiene seis estancia. Se abre un pequeño patio interior y un estrecho pasillo de acceso que procede de la puerta abierta en la muralla. La fachada principal del edificio aparece defendida por un patio previo, y junto a la puerta se levanta una torre cuadrada.

Hay razones que permiten plantear que Hijovejo tiene carácter militar. Su hermética organización y sus estructuras ciclópeas dan solidez y aspecto defensivo al conjunto. Además, en su interior se halla una fuente-manantial, lo que habla de la intención de asegurar el acceso al agua ante posibles asedios al edificio. Esta fuente-manantial está situada bajo el bastión de la muralla norte, contenida entre la habitación principal y la cara este del recinto interior.

Además, este edificio cuenta con la presencia de diferentes escudos esculpidos así como motivos fálicos tallados en algunos de los bloques que configuran la construcción, detalles que hacen pensar en las fuertes resonancias castrenses de sus ocupantes.