Es uno de los grandes actores británicos y anoche recibía el Premio Donostia del Festival de San Sebastián. Antes de recogerlo ha hablado de su trabajo en el cine y el teatro y ha dicho que "la idea de estrella" le es "un poco ajena". McKellen se sometió a las preguntas de los periodistas en una larguísima rueda de prensa, en la que no han faltado sus referencias a su condición de gay y su activismo a favor de la causa homosexual.

Sus personajes favoritos son siempre los últimos que interpreta. En este momento no prepara ninguno, pero si hay un rol que le encantaría es el de mujer, aunque no el tono caricaturesco de la única vez que se ha puesto en la piel femenina.

McKellen (Burnley, 1939) llegó tarde al cine, pero sus papeles en Ricardo III o en Dioses y monstruos le otorgaron un inmediato reconocimiento. Con sus interpretaciones en El señor de los anillos y X-Men obtuvo la popularidad mundial.

McKellen distinguió entre dos clases de actores, los que sienten confianza en sí mismos y sólo quieren ser ellos mismos, como Cary Grant, Bogart o Hugh Grant --"a los que queremos y no deseamos que sean diferentes"--, y los que, como él, son "más modestos y tímidos" y sólo buscan ocultarse tras sus personajes.

"Esa es mi motivación. Siempre me ha gustado hacer algo diferente y procuro buscar papeles que no se parezcan a los anteriores", declaró. Una de las pautas que sigue al elegir sus películas es que sea una historia que él iría a ver al cine y que además exista "cierto peligro" para lanzarse "a tope".